La petición presupuestaria global del presidente Joe Biden para defensa y seguridad nacional de EE.UU., prevista para el lunes, será sólo un 1% superior a la del año pasado, lo que obligará a ralentizar el gasto en una amplia gama de programas y retrasará los esfuerzos para reconstruir los arsenales de armas agotados por las guerras en Ucrania e Israel.

La solicitud presupuestaria de seguridad nacional de 895.000 millones de dólares, que incluye fondos para la seguridad nacional así como para las actividades relacionadas con las armas nucleares llevadas a cabo por el Departamento de Energía, es el resultado de un acuerdo presupuestario de dos años alcanzado a mediados de 2023 que limitaba el presupuesto a un aumento del 1%.

Según ese límite, la parte del presupuesto de defensa nacional correspondiente al Pentágono debía ascender a 850.000 millones de dólares. La reducción de 30.000 millones de dólares en la financiación del Pentágono frenará las compras del avión furtivo F-35 fabricado por Lockheed Martin y de defensas aéreas para Guam, y retrasará programas, como la ralentización de los pedidos de un portaaviones fabricado por Huntington Ingalls Industries y de submarinos clase Virginia fabricados por Huntington y General Dynamics.

También se esperaba que el Pentágono recortara costes retirando armamento más antiguo como buques y aviones que son más caros de operar.

La primavera pasada, antes de que se pusiera el tope, el Pentágono había calculado que en 2025 necesitaría unos 880.000 millones de dólares, y que el presupuesto total de seguridad nacional sería de 929.000 millones. Pero como el aumento presupuestario tiene un tope del 1% y es menor de lo previsto, habrá menos dinero para gastar.

Los recortes no son definitivos, dado que probablemente suscitarán un debate en el Capitolio que podría desembocar en un aumento del presupuesto de defensa nacional por encima de los 900.000 millones de dólares para el año fiscal 2025, afirman los observadores del presupuesto.

El gasto en defensa representa aproximadamente la mitad del presupuesto discrecional estadounidense; la otra mitad se destina a transporte, educación, diplomacia y otros departamentos. Los derechos como la Seguridad Social, el fondo nacional de jubilación, constituyen la parte no discrecional del presupuesto.

El presupuesto para 2024, que incluye 886.000 millones de dólares para seguridad nacional, aún no ha sido aprobado por el Congreso. El gobierno estadounidense está trabajando bajo una resolución continua: una medida provisional que limita el gasto a los niveles de 2023 hasta que se apruebe un presupuesto para 2024. La actual resolución continua mantiene abierto el gobierno hasta finales de marzo.

El pedido del Pentágono de cazas furtivos de Lockheed Martin se reducirá a menos de 70, frente a un pedido previsto de 83, lo que supone un descenso estimado de 1.600 millones de dólares en el gasto en estos aviones.