MAPFRE participó en la agenda PRI -como compañía firmante de estos Principios de Inversión Responsable de la ONU- aportando sus reflexiones durante un seminario sobre integración de derechos humanos en inversiones institucionales. Alberto Matellán, Economista Jefe de MAPFRE INVERSION, abrió la mesa redonda con un mensaje inequívoco: Invertir en empresas responsables trae cuenta en términos de rentabilidad.

¿Por qué los inversores deberían actuar sobre los derechos humanos? La pregunta centró un seminario online organizado por UN PRI (Principles for Responsible Investments de la ONU), donde presentó un informe específico y celebró una mesa redonda con Alberto Matellán, Economista Jefe de MAPFRE Inversión, Andrea Gonzalez, Subdirectora General de Spainsif; Mario Enrique Sánchez, Economista Jefe de CC.OO.; Tulia Machado, Head of Human Rights en Storebrand; Elena Espinoza, Acting Head of Social Issues en PRI, y Antonio Santoro, Head of Southern Europe, PRI.

El organismo se encuentra desarrollando un plan quinquenal para implementar el respeto de los derechos humanos, por lo que la visión de inversores institucionales es fundamental.

Elena Espinosa presentó las principales conclusiones del informe de PRI, partiendo del marco que supuso en 1948 la aprobación de la Declaración Universal de Derechos Humanos y con otro hito importante en 2011 para el entorno empresarial, al actualizar en 2011 la OCDE sus Directrices para Multinacionales para añadir un capítulo específico en este ámbito.

Más de 180 signatarios aplican hoy en día en sus inversiones las directrices y actualmente 152 empresas publican información de los principios rectores de inversión responsable de la ONU, entre ellas, MAPFRE.

Conexión derechos humanos y retorno financiero

Alberto Matellán inició el coloquio respondiendo sobre la integración de los derechos humanos en procesos de inversión y productos específicos en MAPFRE. Negó que exista una dicotomía entre rentabilidad financiera y respeto de derechos humanos, tal y como reflejan numerosos estudios académicos y la propia experiencia de la compañía como inversor institucional: si las cosas se hacen bien, la rentabilidad llega.

De igual forma en que el propósito de una persona no es respirar, pero tiene que hacerlo para cumplir sus demás propósitos, la rentabilidad financiera es necesaria para cumplir los objetivos que abarca el ESG (criterios ambientales, sociales y de gobernanza) en toda inversión responsable.

Los Derechos Humanos conectan con el corazón de la estrategia de inversión en su factor 'S' (Social). 'Para MAPFRE es sumamente importante, hemos desarrollado productos y metodologías específicos que miden la contribución a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas', explicó.

'Nuestra experiencia es que la inversión, si hace bien, integrando toda la información de lo social, nos lleva a una mayor rentabilidad financiera. Tenemos un fondo [MAPFRE Inclusión Responsable] que apuesta por empresas que apoyan la discapacidad, que ilustra este extremo a la perfección', destacó.

MAPFRE lleva desde 1965 el respeto de los derechos humanos en sus estatutos, su política desarrolla el compromiso del grupo de acuerdo con los más altos estándares internacionales. En 2017, se adhirió a los Principios de Inversión Responsable (PRI) de la ONU. A nivel de inversión, el conocimiento tan profundo que obtiene de las empresas, más allá de las cuentas de resultados, permite realizar mejores inversiones.

Medir, a pesar del coste

Los participantes pusieron de relieve la importancia de la medición de indicadores de respeto de los aspectos sociales, y en particular de respeto de los Derechos Humanos. Mario Enrique Sánchez pidió 'avanzar en el tipo de indicadores que se utilizan', aunque existen elementos medibles importantes como la cobertura de negociación colectiva de la empresa, comités de salud y seguridad, y fiscalidad responsable, fundamental para financiar los sistemas de protección social en los países en que opere.

Matellán siguió desgranándolos: la calidad de la contabilidad de las empresas, aspecto al que MAPFRE presta atención en sus inversiones, o en el caso de la discapacidad, medir las políticas y saber si están ajustadas a los distintos tipos de discapacidad (movilidad, capacidad intelectual). 'La mayor parte del conocimiento profundo se obtiene por la vía de preguntas abiertas. Es muy costoso', admitió.

Los procedimientos de supervisión y control de las empresas en las que MAPFRE invierte son minuciosos e incluyen una metodología propia en alianza con su socio La Financière Responsable (LFR). 'Supervisamos miles de compañías con cuestionarios propios, en los que hay indicadores que no están en otros sitios, en discapacidad o buen gobierno. y muchos son abiertos. Cuando nos llega a la central, los analistas lo revisan y se entrevistan con la compañía antes de realizar una inversión, esto es fundamental. Pero tiene un coste elevado en tiempo, esfuerzo y dinero. Si queremos escalar todavía más el respeto de los derechos humanos en la inversión, hay que tenerlo en cuenta'.

En otras palabras: Hay que querer invertir en ello, pero el inversor va a tener que estar muy atento a todos estos temas.

Se habló durante el seminario de regulación, coincidiendo con la reclamación por el Parlamento Europeo de mayor responsabilidad empresarial en materia de derechos humanos. Una de cada tres empresas en Europa divulga información de debida diligencia, así que es un espacio que existe: un marco europeo daría mucha claridad jurídica, expresaron los expertos, y permitiría conocer las reglas de juego comunes a grandes empresas, pymes, etcétera.

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Mapfre SA published this content on 10 March 2021 and is solely responsible for the information contained therein. Distributed by Public, unedited and unaltered, on 17 March 2021 04:57:05 UTC.