LONDRES, 6 abr (Reuters) - Es necesario condonar hasta medio billón de dólares de deuda para ayudar a los países en desarrollo con mayor riesgo de impago a volver a una situación fiscal más sólida y cumplir los objetivos climáticos y de desarrollo, según un informe de la Universidad de Boston publicado el jueves.

Los recortes de la deuda contraída con acreedores públicos y privados por 61 de los países que ya están en situación de endeudamiento o corren mayor riesgo de estarlo son esenciales para evitar "impagos en cascada", según los cálculos del Centro de Políticas de Desarrollo Global de la Universidad de Boston y el Proyecto de Alivio de la Deuda para una Recuperación Verde e Inclusiva (DRGR, por sus siglas en inglés).

"Sin un alivio ambicioso de la deuda, muchos de los países más pobres no tienen ninguna posibilidad", afirmó Kevin P. Gallagher, copresidente del proyecto DRGR y director del Centro de Políticas de Desarrollo Global de la Universidad de Boston.

La pandemia de COVID-19, seguida de los impactos por los precios de los alimentos y los combustible tras la invasión de Rusia a Ucrania en 2022, ejercieron una enorme presión sobre las finanzas públicas y provocaron un aumento vertiginoso de los costos de endeudamiento.

Al mismo tiempo, la deuda soberana de los mercados emergentes aumentó un 178% desde la crisis financiera mundial, hasta alcanzar los 3,9 billones de dólares en 2021, según el informe, y la estructura de los prestamistas se hizo cada vez más compleja.

Los investigadores concluyeron que unos 812.000 millones de dólares de deuda de todas las clases de acreedores deberían ser susceptibles de reestructuración.

Para lograr el mejor resultado, los investigadores propusieron incluir instrumentos que habían aliviado anteriores crisis de deuda de mercados emergentes.

Esto incluiría un mecanismo de garantía que proporcionaría mejoras -o formas de garantía- para los bonos Brady de nueva emisión centrados en la recuperación ecológica e inclusiva, que los acreedores privados y comerciales pueden canjear con un recorte significativo de la deuda antigua, según el informe.

"La propuesta es, en muchos sentidos, una versión moderna del Plan Brady y de la Iniciativa para los Países Pobres Muy Endeudados (PPME) de la década de 1990 combinados, la última vez que la angustia de la deuda amenazó nuestros objetivos de desarrollo".

La agencia de calificación Fitch declaró que actualmente se registra un número récord de impagos de deuda soberana, mientras que el Fondo Monetario Internacional afirmó que el 25% de los mercados emergentes y el 60% de los países de renta baja se encuentran en dificultades de endeudamiento o cerca de ellas.

Esto coincide con lo que los expertos advierten que es una catástrofe medioambiental pendiente. Según el estudio, existe una correlación entre los problemas de endeudamiento y la vulnerabilidad climática; una serie de países con problemas de endeudamiento, como Pakistán, Etiopía y Malaui, han sufrido recientemente fenómenos meteorológicos extremos que han intensificado la presión sobre las finanzas públicas.

El informe advierte de que, a medida que los mercados financieros tengan más en cuenta los riesgos climáticos en sus evaluaciones, será más caro para esos países obtener préstamos, lo que pondrá fuera de su alcance proyectos esenciales para reducir las emisiones y reforzar la resistencia al cambio climático.

(Reporte de Libby George, Editado en Español por Ricardo Figueroa)