La nueva reorganización se suma a un plan anunciado en octubre para reducir su plantilla en un 5%, es decir, 4.000 puestos de trabajo, mientras lidia con las secuelas de la retirada de millones de respiradores utilizados para tratar la apnea del sueño ante la preocupación de que la espuma empleada en las máquinas pudiera resultar tóxica.