El grupo inmobiliario sueco SBB descartó el viernes el apoyo estatal en su intento de reparar sus maltrechas finanzas, empañadas por unas fuertes pérdidas y una liquidez menguante.

El grupo de 13.000 millones de dólares, que posee franjas de propiedades en toda Suecia, incluidos hospitales y escuelas, acumuló una pérdida antes de impuestos de 11.100 millones de coronas suecas (1.090 millones de dólares) en el segundo trimestre, mientras que la liquidez disminuía.

"No creo que necesitemos un apoyo general del Estado", declaró a Reuters el consejero delegado Leiv Synnes. "Nuestra situación no es alarmante". Synnes dijo que su atención se centraba en mejorar la liquidez.

En junio de 2023, la empresa tenía alrededor de 1.900 millones de coronas suecas de efectivo y equivalentes, menos de la mitad del nivel de diciembre.

Las acciones de la empresa bajaban un 8,5% a las 0850 GMT a 5,5 coronas suecas.

SBB dijo que la especulación sobre su futuro había perjudicado su capacidad para conseguir nueva financiación. Synnes dijo que estaba en conversaciones sobre la venta de más propiedades, pero declinó pronunciarse sobre si había un comprador a la vista para todo el grupo.

La empresa dijo a principios de año que estaba estudiando opciones que incluían la búsqueda de un comprador para todo o parte de su negocio.

Los ingresos netos de explotación del segundo trimestre cayeron un 6%, hasta los 1.320 millones de coronas, frente a los 1.410 millones, más o menos en línea con las expectativas de los analistas.

SBB acumuló grandes deudas comprando propiedades públicas, incluidas viviendas sociales, oficinas gubernamentales, escuelas y hospitales.

La empresa lucha ahora por salvar sus finanzas tras ver recientemente rebajada su calificación crediticia a "basura", y algunos miran al gobierno como posible salvador. Sus acciones han perdido más del 90% de su valor desde que tocaron techo en 2021.

Golpeada por la subida de los tipos de interés, se vio obligada a cancelar su dividendo y a desechar una emisión de acciones. El mes pasado comunicó que su fundador, el ex político socialdemócrata Ilija Batljan, abandonaba el cargo de consejero delegado.

Los problemas de SBB se desarrollan mientras Suecia lucha por contener una crisis inmobiliaria más amplia, con deudas elevadas, tipos de interés al alza y una economía marchita que producen un cóctel tóxico para las empresas inmobiliarias comerciales suecas.

Los problemas del sector, además de alarmar a los inversores, han llevado al banco central sueco a emitir varias advertencias.

A principios de este año, advirtió de que los problemas de las empresas inmobiliarias comerciales fuertemente endeudadas podrían extenderse y afectar a la economía en general, así como a la estabilidad del propio sistema financiero.

También ha advertido de un efecto dominó en los bancos, que han prestado cada vez más a las empresas inmobiliarias, así como del riesgo de que dichas empresas se vean obligadas a vender un gran número de edificios, haciendo que los precios entren en una espiral.

(1 $ = 10,2285 coronas suecas)