En su Documento Económico y Financiero, el Tesoro prevé que el producto interior bruto de la tercera economía de la zona euro crezca un 1% este año, frente al objetivo del 1,2% fijado en septiembre.

La última proyección se mantiene significativamente por encima del consenso de la mayoría de los organismos independientes, que prevén un crecimiento italiano en torno al 0,7%.

El Gobierno fijó una estimación de crecimiento del PIB del 1,2% para el próximo año, por debajo del 1,4% anterior.

El ministro de Economía, Giancarlo Giorgetti, declaró a la prensa que las revisiones tenían en cuenta "un marco internacional y geopolítico complicado", en referencia a los conflictos de Ucrania y Oriente Próximo.

En el frente de las finanzas públicas, el gobierno confirmó su proyección de déficit presupuestario para 2024 en el 4,3% de la producción nacional.

Si se alcanza, supondrá una fuerte reducción respecto al ratio del 7,2% registrado en 2023, cuando Roma superó con creces su objetivo oficial debido al impacto de los costosos planes de incentivos fiscales para la renovación de viviendas.

Según Giorgetti, estos incentivos han costado a las arcas públicas unos 219.000 millones de euros (237.990 millones de dólares) en los últimos cuatro años. El más generoso, el llamado "Superbonus", permitía a los propietarios de viviendas reclamar de sus impuestos el 110% del coste de las obras de ahorro energético.

Para 2025, el Tesoro elevó su previsión de déficit al 3,7% desde el objetivo anterior del 3,6%, mientras que la brecha fiscal se sitúa en el 3% en 2026, ligeramente por encima del objetivo del 2,9% fijado el año pasado.

Giorgetti dijo que estas estimaciones eran previsiones más que objetivos políticos, ya que las normas fiscales de la UE se están revisando actualmente, por lo que el Gobierno carece de un marco de referencia claro con el que trabajar.

Se mostró dispuesto a intervenir con medidas correctoras para cumplir "exactamente" los anteriores objetivos de déficit, ligeramente más estrictos, para los dos próximos años.

DEUDA A SUBIR

La deuda pública italiana, la segunda mayor de la zona euro en proporción a la producción y sometida a un estrecho escrutinio por parte de las agencias de calificación, seguirá una tendencia al alza hasta 2026, según las últimas previsiones.

Según Giorgetti, esto se debe al "impacto devastador" del Superbono, que seguirá pesando sobre la deuda a pesar de los recortes gubernamentales a los incentivos, ya que los ciudadanos detraen de sus facturas fiscales las obras realizadas.

Se estima que la deuda alcanzará el 137,8% del producto interior bruto este año, frente al 137,3% de 2023. El ratio subirá al 138,9% en 2025 y al 139,8% en 2026.

Para mantener la tendencia bajo control, Giorgetti dijo que seguiría adelante con los planes para recaudar alrededor del 1% del PIB, o unos 20.000 millones de euros, mediante la venta de activos hasta 2026.

A pesar del compromiso de frenar el déficit, el gobierno dijo que pretendía prorrogar hasta 2025 los recortes temporales de las cotizaciones sociales y los recortes fiscales para las personas que ganan hasta 28.000 euros al año.

Ambas medidas están actualmente en vigor hasta diciembre de este año.

(1 dólar = 0,9202 euros)