26 jun (Reuters) -Funcionarios rusos de alto rango salieron el lunes a respaldar al presidente Vladimir Putin, cuando aún hay preguntas sin respuesta sobre un motín de mercenarios que pareció plantear la mayor amenaza a su poder en 23 años de Gobierno.

En el primer día laborable después de que los combatientes del poderoso Grupo Wagner tomaron un cuartel militar y marcharon sobre Moscú, las autoridades seguían sin dar detalles sobre el acuerdo que puso fin abruptamente al motín.

Mijail Mishustin, que encabeza el gabinete de Putin como primer ministro, reconoció que Rusia había enfrentado "un reto a su estabilidad" y pidió lealtad a la población.

"Tenemos que actuar juntos, como un solo equipo, y mantener la unidad de todas las fuerzas, agrupadas en torno al presidente", declaró en una reunión gubernamental televisada.

El propio Putin no se pronunció sobre la revuelta, pero el sábado había dicho que ponía en peligro la existencia misma de Rusia y prometió castigar a sus autores. El Kremlin difundió un video en el que felicitaba a participantes en un foro industrial, pero no indicó cuándo se había grabado.

En otro movimiento aparentemente destinado a mostrar normalidad, las autoridades difundieron un video en el que aparece el ministro de Defensa, Sergei Shoigu. Los amotinados habían exigido su destitución, lo que llevó a especular con que su cese sea parte del acuerdo que puso fin a la revuelta.

Aún no había rastro de Yevgeny Prigozhin, jefe de Wagner y líder del motín, a quien se vio por última vez el sábado sonriendo en la parte trasera de un todoterreno mientras abandonaba la ciudad meridional de Rostov del Don, capturada por sus hombres antes de que les ordenara retirarse.

El Comité Nacional Antiterrorista de Rusia declaró que la situación en el país era estable.

El alcalde de Moscú, Sergei Sobyanin, que había pedido a los residentes que permanecieran en sus casas el sábado mientras los combatientes amotinados se acercaban a unos cientos de kilómetros de la capital, dijo que cancelaba un régimen de seguridad antiterrorista.

A Prigozhin y sus combatientes se les había ofrecido inmunidad judicial a cambio de su retirada. Sin embargo, las agencias de noticias controladas por el Estado informaron el lunes de que la causa penal contra Prigozhin seguía abierta y en curso.

La confusión sobre los extraordinarios acontecimientos del fin de semana ha hecho que muchos países, tanto amigos como hostiles a Moscú, se esfuercen por comprender qué puede ocurrir a continuación en Rusia, país que posee el mayor arsenal nuclear del mundo.

GRIETAS

China, aliada de Rusia y que un alto diplomático ruso visitaba el domingo, dijo que apoyaba a Moscú en el mantenimiento de la estabilidad nacional. Ucrania y algunos de sus aliados occidentales dijeron que la agitación reveló grietas en Rusia.

"El sistema político está mostrando fragilidad, y el poder militar se está resquebrajando", dijo a la prensa en Luxemburgo el jefe de la política exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, a su llegada a una reunión con ministros de los 27 miembros del bloque.

La ministra de Asuntos Exteriores alemana, Annalena Baerbock, sostuvo que la invasión de Ucrania, que Putin califica de "operación militar especial" para contrarrestar amenazas, está destruyendo a Rusia, y que Occidente seguirá respaldando a Kiev.

El sábado, los mercenarios de Wagner que luchan en Ucrania cruzaron a Rusia, capturaron un cuartel general de guerra en Rostov y recorrieron la mayor parte de los 1.100 kilómetros hasta Moscú, sin encontrar resistencia sobre el terreno antes de detener bruscamente su avance.

Su comandante, Prigozhin, había exigido que le entregaran al ministro de Defensa, Shoigu, y al general de más alto rango del ejército. Un video difundido el lunes por el Ministerio de Defensa mostraba a Shoigu volando en un avión con un colega y escuchando informes en un puesto de mando. No había pruebas de cuándo o dónde se había filmado, y no tenía sonido.

Valery Gerasimov, Jefe del Estado Mayor, tampoco ha sido visto en público desde los hechos. El Kremlin dijo que la cuestión de los cambios de personal era una prerrogativa exclusiva del presidente y que difícilmente podía haber formado parte de ningún acuerdo.

LEVANTAMIENTO

En un discurso televisado el sábado, Putin dijo que la rebelión ponía en peligro la existencia misma de Rusia, prometiendo castigar a quienes estuvieran detrás de la revuelta y estableció paralelos con el caos de 1917 que había conducido a la revolución bolchevique.

La OTAN afirmó que los acontecimientos mostraban la magnitud del error estratégico del Kremlin al emprender la guerra contra Ucrania y que la alianza de defensa occidental no se dejaría intimidar para poner fin a su apoyo a Ucrania.

El lunes fue declarado día no laborable en Moscú para dar tiempo a que la situación se calme, y apenas había indicios de un aumento de la seguridad en la capital rusa.

El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, que conversó el sábado con sus pares del G7 y de la UE, sugirió que la agitación podría tardar meses en resolverse.

"Hemos visto surgir más grietas en la fachada rusa", dijo Blinken al programa "Meet the Press" de NBC el domingo.

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, habló de los acontecimientos en Rusia en llamadas telefónicas con el presidente estadounidense, Joe Biden, y el primer ministro canadiense, Justin Trudeau.

"El mundo debe presionar a Rusia hasta que se restablezca el orden internacional", dijo Zelenski en Twitter.

La televisión estatal dijo que Putin asistiría a una reunión del Consejo de Seguridad de Rusia en la semana, sin dar más detalles, y la agencia de noticias bielorrusa Belta dijo que Putin y Lukashenko volvieron a hablar el domingo, después de al menos dos conversaciones el sábado.

"El mito de la unidad de la Rusia de Putin se ha acabado. (...) Es el resultado inevitable cuando se apoya y financia a una legión de mercenarios", declaró el ministro italiano de Asuntos Exteriores, Antonio Tajani, citado por el diario italiano Il Messaggero.

En virtud del acuerdo, negociado a última hora del sábado, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov declaró que se retiraría la causa penal abierta contra Prigozhin por amotinamiento armado, que Prigozhin se trasladaría a Bielorrusia y que los combatientes de Wagner que se unieron a su causa no sufrirían represalias, en reconocimiento de su anterior servicio a Rusia.

Prigozhin, cuyas fuerzas han librado las batallas más sangrientas de los 16 meses de guerra en Ucrania, dijo que su decisión de avanzar hacia Moscú tenía por objeto destituir a los comandantes rusos corruptos e incompetentes a los que culpa de haber estropeado la guerra.

Este mes, Prigozhin, antiguo aliado de Putin y exconvicto, desafió las órdenes de poner sus tropas bajo el mando del Ministerio de Defensa. Lanzó la rebelión el viernes tras denunciar que los militares habían matado a algunos de sus hombres en un ataque aéreo. El Ministerio de Defensa lo negó.

(Información de Reuters; escrito por Simon Cameron-Moore; editado en español por Tomás Cobos y Javier López de Lérida)