Grossi lleva meses intentando establecer un acuerdo para reducir el riesgo de que se produzca un accidente nuclear catastrófico debido a la actividad militar, como los bombardeos, en la mayor central nuclear de Europa, situada en Ucrania y ocupada por Rusia desde hace más de un año.

Sus cinco principios incluían que no se produjera ningún ataque contra la central o desde ella y que no se utilizara como base para armas pesadas como lanzacohetes múltiples, sistemas de artillería y municiones y tanques o para personal militar que pudiera ser utilizado para un ataque desde la central.

En una sesión informativa ante el Consejo de Seguridad de la ONU, Grossi también pidió que se mantenga disponible y segura la alimentación eléctrica externa a la planta; que se protejan todos sus sistemas esenciales de ataques o actos de sabotaje; y que no se tome ninguna medida que socave estos principios.