La inflación en Rusia se ha mantenido moderada en los últimos meses debido a la débil demanda de los consumidores, que se ha visto exacerbada por la campaña de movilización de Rusia.

La subida de los precios de la fruta y la verdura se ralentizó hasta una media del 3,0% la semana pasada, frente al 6,5% de los nueve primeros días del año, mientras que las tarifas de los autobuses urbanos y los tranvías aumentaron un 0,5%.

El ministro de Economía, Maxim Reshetnikov, declaró la semana pasada que la tasa anual de inflación de Rusia se situaba en el 11,9% para 2022. Dijo que la veía caer sustancialmente a finales del primer trimestre, con la cifra del segundo trimestre por debajo del 4%.

El banco central prevé un crecimiento de los precios al consumo en 2023 del orden del 5-7%.