"Nuestro enfoque político no cambia y, contrariamente a Bashar al-Assad, trabajamos a favor de la población siria", declaró a la prensa el portavoz adjunto del ministerio de Asuntos Exteriores, Francois Delmas, en una reunión informativa.

"Sólo un proceso político definido por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas 2254 puede conducir a una salida de la crisis".

Assad busca sacar provecho político de un terremoto que ha devastado amplias zonas de Siria y Turquía, presionando para que la ayuda extranjera se entregue a través de su territorio, ya que pretende romper su aislamiento internacional, según los analistas.

En medio de una oleada de simpatía por los sirios afectados por el terremoto, Damasco ha aprovechado el momento para reiterar su antigua exigencia de que la ayuda se coordine con su gobierno, rechazado por Occidente desde que comenzó la guerra de Siria en 2011.

Francia cortó los lazos diplomáticos con Damasco ese año y respaldó a los grupos de la oposición durante años.

Aunque el presidente Emmanuel Macron ha coqueteado con la idea de alimentar algunos contactos con el régimen de Damasco desde que llegó al poder en 2017, ese reencuentro nunca se ha producido en medio de ciertas reticencias en parte del cuerpo diplomático y de la clase política francesa.

El mensaje oficial sigue siendo que tiene que haber una transición política adecuada para que París cambie de postura, pero el acercamiento entre algunos Estados árabes, Turquía y Damasco en los últimos meses también ha vuelto a poner la cuestión sobre la mesa.

"Nuestra ayuda para Siria pasará por el mecanismo de Naciones Unidas y las ONG que benefician directamente a las poblaciones", declaró Delmas.

Dijo que París había puesto a disposición de la población local una ayuda de emergencia de 12 millones de euros que cubría todas las regiones, incluidas las zonas controladas por el gobierno.