En cambio, aquejado de diabetes, entró en coma y murió. Está enterrado en un parterre.

Alexandra, de mediana edad y voz suave -no dio su apellido-, se encontraba entre la multitud de personas que hacían cola en silencio en Mariupol para recibir cajas de ayuda.

La ciudad portuaria del sureste se ha convertido en el punto central de la guerra que asola Ucrania. Sometida a un intenso bombardeo por parte de las fuerzas rusas, se ha convertido en un páramo, sus ciudadanos se refugian en sótanos con escasa comida y agua.

Las fuerzas rusas han tomado partes de la ciudad, según los funcionarios ucranianos.

Frente a lo que antes era un centro comercial, los residentes esperaban pacientemente las cajas de suministros, con el símbolo de la "Z" de lo que Rusia llama su "operación especial". Cientos de personas de todas las edades, vestidas con abrigos y gorros contra el frío, salieron de las ruinas para hacer cola.

En un lugar, cargaban sus teléfonos en escritorios al aire libre que sostenían hileras de enchufes.

"Vivir en esta ciudad es difícil ahora, no tenemos apartamento: se ha quemado", dijo Alexandra.

Los familiares de su marido en Rusia aún no sabían que había muerto, dijo. El sacerdote había leído un servicio por él el día anterior y ella quería asegurarse de que fuera enterrado correctamente y de que se emitiera un certificado de defunción. Reuters no pudo verificar de forma independiente los detalles de su relato.

"Estamos planeando irnos pero es muy difícil en este momento", dijo Alexandra. "No puedo dejar a mi marido en un parterre".

"Y entonces no tenemos a dónde ir".