Sólo en una zona del condado de Marsabit, los pastores perdieron unas 20.000 cabras y ovejas la semana pasada tras las lluvias torrenciales, según declaró Roba Koto, máximo responsable del gobierno en la circunscripción de Horr del Norte.

Las lluvias torrenciales se produjeron con temperaturas más frías de lo normal y fuertes vientos que azotaron las tierras de pastoreo, normalmente semiáridas.

Mamo Konchora, un pastor de la tribu gabra, no pudo hacer nada para ayudar a la última cabra que quedaba de su rebaño mientras yacía moribunda sobre un costado.

Cerca de él, otro pastor, Guyo Gufu, permanecía impotente, con sus 350 cabras muertas tras la tormenta.

"Las cabras que tenía es de lo que dependemos para sacrificar, comer y vender, ahora no tengo medios", dijo.

Partes de Marsabit experimentaron 90 mm (3,5 pulgadas) de lluvia en un día de la semana pasada, casi el doble de la cantidad diaria clasificada como lluvias severas, según el Departamento Meteorológico de Kenia.

La última vez que la zona sufrió lluvias similares fue en 1998, según el departamento.

Las inundaciones se produjeron tras una sequía de octubre a diciembre que debilitó los rebaños, dijo Koto, el administrador local.

Esa sequía dejó el suelo reseco y a los animales que sobrevivieron escuálidos e invendibles, además de dejar a más de 2 millones de personas de la región luchando por encontrar lo suficiente para comer.

Fue la tercera temporada consecutiva de lluvias escasas en el este y el norte de Kenia, donde el pastoreo es una de las principales fuentes de ingresos, según la Red de Sistemas de Alerta Temprana contra la Hambruna, una agencia gubernamental estadounidense.

Según los expertos, se prevé que el cambio climático aumente la frecuencia y la gravedad de este tipo de sequías.