La previsión de Costa de Marfil para la producción de anacardos en 2023 se ha revisado al alza en un 22% hasta alcanzar la cifra récord de 1,25 millones de toneladas, impulsada por el buen tiempo y el contrabando de otros países, según declaró el jueves el director general de su consejo del algodón y el anacardo.

Costa de Marfil, el mayor productor mundial de cacao, se ha convertido en el primer productor mundial de anacardo, con una producción anual de cerca de 1 millón de toneladas.

"Hasta la fecha, las cantidades en manos de los productores se estiman en unas 100.000 toneladas a 21 de junio de 2023, lo que elevaría la producción prevista a 1.250.000 toneladas", declaró a la prensa Adama Coulibaly, que ya ha comprado a los agricultores unos 1,15 millones.

El país había previsto inicialmente una producción de unos 1,05 millones de toneladas para 2023, por encima de los 1,028 millones del año pasado.

Coulibaly afirmó que este año los vendedores de países vecinos como Guinea, Mali y Ghana han introducido sus anacardos de contrabando en Costa de Marfil, ya que su mercado se considera más lucrativo. "Esto nos molesta porque en términos de calidad, no es lo mismo", dijo.

Hasta junio, los procesadores locales han recibido 249.000 toneladas de anacardos de un objetivo de 300.000 toneladas para la temporada de 2023, añadió.

Dijo que ya se han exportado 593.000 toneladas a Vietnam e India, frente a las 455.315 toneladas del mismo periodo del año pasado.

Las autoridades están intentando aumentar la cantidad de anacardos procesados localmente, dijo Coulibaly, añadiendo que en unos meses cuatro parques industriales de anacardos que se están construyendo en las regiones del norte y el centro del país aumentarán la capacidad de procesamiento.

La cadena de valor del anacardo de Costa de Marfil se vio afectada por una caída de precios después de que la demanda mundial de estos frutos secos, que se comen como aperitivos o se utilizan para cocinar y para postres, se desplomara tras la pandemia de coronavirus.

Se sumió en una crisis sin precedentes a pesar de las subvenciones gubernamentales y los incentivos a la exportación concedidos a los procesadores locales para que siguieran siendo competitivos. (Reportaje de Loucoumane Coulibaly; Edición de Anait Miridzhanian y Jan Harvey)