Rara vez pasa una semana sin que mencione, en mi revista de prensa diaria, un nuevo caso que sacuda la reputación del famoso banco suizo (Credit Suisse). Más o menos rotundos, estos casos son siempre, por decirlo de alguna manera, bastante sabrosos... A continuación, le ofrezco los acontecimientos más llamativos de esta serie (no exhaustiva). 

  • El año pasado, Credit Suisse se vio muy afectado por los dos asuntos financieros más sensacionales del año: la quiebra de Greensill Capital y el fiasco de Archegos Capital. 
  • En agosto de 2021, se reveló que el prestamista iría a juicio por su papel en el escándalo de los bonos del atún de 2013. ¿Qué papel? Credit Suisse ayudó a organizar préstamos y emisiones de bonos por valor de 2.000 millones de dólares, para financiar proyectos marítimos en Mozambique, que fueron ocultados al FMI y a los demás donantes del país, que posteriormente cortaron la ayuda a Mozambique. 
  • En noviembre de 2021, el banco reveló que su consejero delegado, António Horta-Osório, recién llegado para mejorar la imagen del grupo, rompió en dos ocasiones su cuarentena Covid en Suiza para volar fuera del país y fue pillado in fraganti, a pesar de que, cuando llegó en abril, instaba a sus empleados a gestionar mejor el riesgo y a cumplir las normas. Dimitió en enero de 2022. 
  • Tras su dimisión, el banco suizo descubrió que estaba pagando los retornos vacíos de los jets que llevaban al mismo presidente a Londres o Lisboa, no sólo en viajes de negocios. 
  • En diciembre de 2021, la Unión Europea multó a Credit Suisse, Barclays, HSBC y NatWest con 344 millones de euros por su papel en el asunto de la manipulación de divisas. 
  • En febrero de 2022, Credit Suisse fue acusado de titulizar una cartera de préstamos vinculados a los yates y jets privados de sus clientes más ricos, utilizando derivados para descargar los riesgos asociados a los préstamos. 
  • Ese mismo mes, el prestamista negó su implicación en el caso de blanqueo de dinero de la red criminal búlgara, que llegó a juicio en febrero, y en el que Credit Suisse se enfrenta a una demanda de 45,5 millones de dólares por daños y perjuicios. 
  • Más recientemente, el alojamiento por parte del grupo con sede en Zúrich de cuentas de notorios delincuentes fue nuevamente señalado por las autoridades. 

Como si fuera un estribillo, Credit Suisse anuncia periódicamente importantes remodelaciones en sus equipos, declara que se cuestiona la renovación de los dirigentes del grupo y pone en marcha políticas más estrictas para evitar las trampas. ¿Es esto suficiente para convencer? Parece que no. La acción ha perdido cerca del 40% de su valor en un año. 

Ilustración de Amandine Victor