Si la primera bajada de tipos en marzo fue una auténtica sorpresa, la decisión de la semana pasada no hizo sino empeorar las cosas. Hay que decir que la presión empezaba a aumentar sobre el BNS, al que le gusta conservar cierto control sobre su moneda a pesar de haber abandonado el PEG hace unos años. El franco suizo desempeña un papel importante en la economía mundial y a menudo se asocia con un activo refugio: cuando las cosas van mal, comprar francos suizos es como comprar oro. Y no se puede decir que las recientes noticias procedentes de Europa (y de la eurozona en particular) hayan sido muy positivas. Peor aún, pueden ser aún más negativas cuando se conozcan los resultados de las elecciones parlamentarias francesas.

El franco suizo se ha fortalecido considerablemente desde sus mínimos de mayo, hasta el punto de que un recorte de los tipos de interés debería contener su subida.

En el resto del mundo, el statu quo adoptado por el banco central australiano no ha tenido un impacto significativo en el aussie, al menos por el momento. Frente al dólar, se mantiene en su estrecho canal de consolidación entre 0,67 y 0,6578. Al kiwi no le va mucho mejor: tras tocar una resistencia intermedia en torno a 0,6200/20, se consolida plano con un soporte inicial en 0,6100. En cuanto al yen japonés, se está acercando a su resistencia de +/- 160 frente al dólar, un nivel que idealmente debería provocar cierta recogida de beneficios.