"Fuimos atacados, pero hasta ahora todo va bien, ya que tomamos medidas anticipatorias y, lo que es más importante, los servicios públicos del Banco de Indonesia no se vieron interrumpidos en absoluto", dijo su portavoz Erwin Haryono a los periodistas, añadiendo que se habían llevado a cabo operaciones de recuperación.

La agencia cibernética de Indonesia (BSSN) no respondió de inmediato a una solicitud de Reuters para hacer comentarios.

Según CNN Indonesia, un portavoz de la BSSN dijo que no se filtraron datos críticos y que los ataques se produjeron en una oficina del Banco de Indonesia en la isla de Sumatra.

DarkTracer, una plataforma que supervisa y rastrea las actividades maliciosas en línea, dijo el jueves que el Banco de Indonesia estaba en una lista de objetivos de los ciberdelincuentes que utilizan un software malicioso apodado "Conti".

El software de rescate funciona encriptando los datos de las víctimas y normalmente los hackers ofrecen una clave a cambio de pagos en criptodivisas que pueden ascender a cientos de miles o incluso millones de dólares.

Si la víctima se resiste, los piratas informáticos pueden entonces amenazar con filtrar datos confidenciales en un intento de acumular presión sobre la persona u organización.

Miftah Fadhli, experto en ciberseguridad de la ONG Instituto de Investigación Política y Defensa (ELSAM), dijo que el Banco de Indonesia debe investigar la gravedad del ataque, ya que podría "conllevar un gran riesgo" y afectar a sus transacciones.

En 2016, el Banco de Indonesia fue uno de los varios bancos centrales afectados por ciberataques, aunque los funcionarios dijeron que no se perdió dinero. Los ataques fueron principalmente intentos de DDoS (Denegación de Servicio Distribuido).