"Hacer subir los precios al consumidor de los vehículos eléctricos europeos, justo en el momento en que tenemos que luchar por una cuota de mercado frente a la feroz competencia internacional, no es la medida correcta", declaró en un comunicado el presidente de la Asociación de Constructores Europeos de Automóviles (ACEA) y director general de Renault, Luca de Meo, antes de una reunión comercial prevista esta semana entre funcionarios de la UE y el Reino Unido.

Según el acuerdo comercial UE-Reino Unido posterior al Brexit, los vehículos eléctricos deberán tener un 45% de contenido de la UE o del Reino Unido a partir de 2024, con un requisito del 50%-60% para sus células y paquetes de baterías, o se enfrentarán a aranceles de importación británicos o de la UE del 10%.

El problema es que ni los fabricantes de automóviles británicos ni los de la UE han construido sus cadenas de suministro de VE lo suficiente para cumplir esos requisitos y han pedido que las normas se aplacen hasta 2027.

Stellantis ha afirmado que las fábricas de automóviles británicas cerrarán con la pérdida de miles de puestos de trabajo a menos que se renegocie rápidamente el acuerdo del Brexit, mientras que Ford ha dicho que ralentizará la transición a los eléctricos.

La ACEA ha dicho que las normas podrían costar a los fabricantes de automóviles hasta 4.300 millones de euros (4.570 millones de dólares) en aranceles y afectar a la producción.

Hasta ahora, el ejecutivo de la UE se ha mostrado reacio a renegociar el acuerdo.

En junio, Stefan Fuehring, funcionario de la Comisión Europea que supervisa el acuerdo comercial UE-Reino Unido posterior al Brexit, afirmó que las normas de origen de la UE eran "adecuadas para su propósito" y que el bloque no se planteaba cambiarlas.

(1 dólar = 0,9400 euros)