Las fuerzas rusas han ocupado la planta en el sur de Ucrania desde poco después de la invasión de Moscú a su vecino hace ocho meses, pero sigue siendo operada por su personal ucraniano.

La situación de la central es fuente de preocupación internacional por el temor a que los repetidos bombardeos sobre el territorio de la planta -de los que Kiev y Moscú se culpan mutuamente- puedan provocar un accidente nuclear.

Rafael Grossi, director del Organismo Internacional de la Energía Atómica, ha mantenido conversaciones en Moscú y Kiev en un esfuerzo por conseguir un acuerdo sobre una zona de protección y seguridad alrededor de la planta.

Al preguntársele si veía progresos hacia un acuerdo, el ministro ucraniano de Energía, Herman Halushchenko, dijo a Reuters en una entrevista: "No en esta fase".

"Veo que hubo algunos mensajes de Rafael esta semana, que quiere volver a discutir el marco de un acuerdo. No sé, tal vez algo haya cambiado en la posición rusa, pero no creo (en) ninguna posibilidad de acuerdo con Rusia", dijo.

Preguntado en qué momento sería demasiado peligroso para el personal ucraniano seguir trabajando en la central, dijo: "Este punto es un accidente nuclear".

Una evacuación de este tipo sólo podría producirse "varias horas antes de (una) verdadera catástrofe", ya que Rusia no puede sustituir a los miles de empleados ucranianos de la central, dijo Halushchenko.