En su primer discurso a la nación, prometió escuchar a todas las partes y advirtió sobre los desafíos que se avecinan.

"Es este Chile que sólo en un puñado de años, ha tenido que vivir terremotos, catástrofes, crisis, convulsiones, y una crisis sanitaria global y de violaciones de los derechos humanos que nunca se repetirá en nuestro país".

Boric, de 36 años y antiguo activista, tomó la banda presidencial del multimillonario presidente saliente, Sebastián Piñera, lo que le convierte en el líder electo más joven de la historia del país.

Boric abordó la inmigración, el cambio climático y la inclusión económica, un aspecto clave de su plataforma.

"También sabemos que la economía sigue sufriendo y que el país necesita ponerse de pie, crecer y distribuir equitativamente los frutos de este crecimiento. Porque cuando no hay distribución de la riqueza, cuando la riqueza se concentra sólo en unos pocos, la paz es muy difícil. Tenemos que redistribuir la riqueza".

El ascenso de Boric ha despertado la esperanza entre los progresistas de Chile, pero también ha avivado el temor de que décadas de estabilidad económica puedan deshacerse.

Ha prometido revisar un modelo económico basado en el mercado para luchar contra la desigualdad, lo que provocó amplias protestas en 2019.

El país productor de cobre también está en medio de la reelaboración de su Constitución de la era de la dictadura.

Durante su discurso, Boric dijo: "Necesitamos una constitución que nos una, una constitución diferente a la impuesta a sangre, fuego y fraude de la dictadura".

El joven presidente se enfrenta a una serie de retos, como una desaceleración económica, una elevada inflación y una legislatura dividida que pondrá a prueba su capacidad de negociación.