El presidente Chakwera dijo que había tomado la decisión de permitir que los tres ministros y otros funcionarios públicos acusados de corrupción dieran cuenta de sus cargos.

Los tres ministros del gabinete son el ministro de Tierras, Kezzie Msukwa, al que se acusa de haberse beneficiado de acuerdos de tierras en los que estaba implicado un empresario malauí afincado en el Reino Unido, el ministro de Trabajo, Ken Kandodo, acusado de desviar fondos de COVID-19, y el ministro de Energía, Newton Kambala, acusado de entrometerse en la adjudicación de acuerdos de importación de combustible.

Malaui es uno de los países más pobres del mundo, con casi tres cuartas partes de la población viviendo con menos de 2 dólares al día.

Esta nación del sur de África se encuentra entre los países más pequeños del continente, golpeados por las inundaciones, las prolongadas sequías, las plagas que destruyen las cosechas y la pandemia del coronavirus, lo que ha hecho que el 15% de la población necesite ayuda alimentaria.

Aunque es pequeño, figura entre los diez primeros de África en cuanto a densidad de población.

Chakwera, que también es el jefe del Partido del Congreso de Malaui (PCM), el más antiguo del país y el más importante de la Alianza Tonse en el poder, dijo que trataría de restablecer un nuevo gabinete en las próximas 48 horas.

Se ha enfrentado a una creciente rebelión desde dentro de la coalición, con muchos de sus miembros acusando a su partido de corrupción, nepotismo y de llevar al país al borde de una crisis económica.

La decisión del presidente se produce poco después de la detención de tres ex funcionarios del antiguo partido gobernante, el Partido Democrático Progresista, entre los que se encontraban el ex ministro de finanzas y el gobernador del banco central, que se perfilan como sus principales contrincantes para las elecciones previstas en 2025.