Sall dio instrucciones al ministro de Justicia durante una reunión del gabinete el miércoles por la noche "para que examine, lo antes posible, las posibilidades y el régimen adecuado de amnistía para las personas que han perdido su derecho de voto", según el acta de la reunión.

Dijo que su objetivo era aliviar las tensiones políticas que se han calentado en los últimos meses, culminando en unas tensas elecciones legislativas y en refriegas en el parlamento, pero los analistas dijeron que la medida podría ser una estratagema para dividir a la oposición de cara a las elecciones de 2024.

Dos de las figuras más conocidas de la oposición en Senegal, el ex alcalde de Dakar, Khalifa Sall, y Karim Wade, hijo del ex presidente Abdoulaye Wade, fueron encarcelados por cargos de corrupción en 2018 y 2015 respectivamente.

Ambos han sido puestos en libertad pero se les impidió presentarse a las elecciones de 2019, que ganó Sall, y muchos han afirmado que los cargos contra ellos tenían una motivación política.

Desde entonces, otro incendiario líder de la oposición, Ousmane Sonko, ha cobrado protagonismo y ha movilizado grandes protestas contra el partido gobernante, que el mes pasado perdió la mayoría absoluta en el parlamento frente a una coalición opositora aliada.

"El presidente Macky Sall tiene que romper esta unidad que es peligrosa para él. Tres (partidos) competidores serían más fáciles de enfrentar que un solo bloque", dijo el analista político Mame Less Camara.

"Con la posibilidad del regreso de Karim y Khalifa, la hegemonía de Sonko y Pastef (el partido de Sonko) se pondrá necesariamente en entredicho", afirmó Mamadou Sy Albert, otro analista político.

Sall ha evitado decir si planea presentarse él mismo a las elecciones de 2024, lo que es parte de lo que ha alimentado las protestas en el último año. Ya ha cumplido dos mandatos, el límite constitucional, pero otros presidentes de África Occidental han cambiado sus constituciones para poder presentarse una tercera vez.