"No podemos descartar una escasez de gas para el próximo invierno. Los factores de riesgo son que el invierno de 2023/24 pueda ser muy frío, que los hogares y las empresas no estén ahorrando lo suficiente", declaró Klaus Mueller al Rheinische Post.

Podrían plantearse riesgos adicionales en caso de que la infraestructura de importación de gas natural licuado prevista por Alemania no funcione y de que los países vecinos necesiten ayuda para el suministro de la mayor economía de Europa más adelante.

Hasta ahora, Alemania ha afrontado con éxito la medida de Rusia de poner fin a la mayor parte de sus suministros de gas al país, beneficiándose de las cálidas temperaturas, la menor demanda y la intervención de proveedores alternativos.

Los niveles alemanes de almacenamiento de gas se sitúan actualmente en el 63,89%, muy por encima de los umbrales críticos que justificarían que Berlín reprimiera el consumo de gas, lo que se debe principalmente a unas temperaturas relativamente cálidas en los últimos meses.

Sin embargo, se sigue pidiendo a los hogares y a las empresas que consuman menos.

"El mayor riesgo es el clima. No podemos confiar en que el próximo invierno vuelva a ser tan suave. Cuando hace frío, muchos hogares dejan inmediatamente de ahorrar. En ... octubre ahorraron más del 20% de gas, en ... diciembre sólo un 7%", dijo Mueller.