La esperanza de la empresa agrícola Kakuzi es que parte de esta cosecha pueda destinarse a la joya de la corona de los mercados de consumo emergentes.

En noviembre, China anunció una serie de iniciativas para impulsar sus importaciones desde África.

Pero esa estrategia aún no se ha materializado.

No obstante, Jonathan Kipruto -subdirector general de la sección de aguacates de Kakuzi- dice que es una gran oportunidad para la empresa y el país.

"Tienes un mercado tan difícil de satisfacer y con eso sabes que puedes ser capaz de animar a los productores a seguir incluso ampliando sus huertos".

Kenia llegó a un acuerdo de exportación de aguacates frescos con China en enero, después de años de presionar para conseguir el acceso a los mercados.

Seis meses después y no ha salido ningún envío, según Kakuzi y los organismos del sector.

Eric Were, del Servicio de Inspección Fitosanitaria de Kenia, dijo que han tenido que pasar por el aro para conseguir que diez empresas de aguacates sean autorizadas a exportar a China este año.

Es más, el servicio de inspección anunció el mes pasado que las autoridades chinas habían decidido realizar sus propias auditorías.

Basándose en la experiencia de otros productores de fruta africanos, eso podría significar una década antes de obtener la luz verde.

Pero el aumento de las exportaciones agrícolas es una de las pocas opciones de que disponen muchos países africanos para ganar las divisas que necesitan para pagar el servicio de montañas de deuda, gran parte de ella contraída con Pekín.

Por ejemplo, Kenia.

Su déficit comercial anual con China es de unos 6.500 millones de dólares.

También tiene unos 8.000 millones de dólares de deuda china.

Para servir esa deuda este año necesita 631 millones de dólares.

Pero eso es casi tres veces sus exportaciones a China en 2021.

El jefe de Asuntos Africanos de China, Wu Peng, dice que estos desequilibrios no fueron intencionados y que China siempre se ha centrado en promover el "desarrollo equilibrado del comercio entre China y África".

Sin embargo, tras décadas de recibir préstamos de miles de millones de dólares -en gran parte para infraestructuras-, muchos países del continente dicen que simplemente no pueden permitirse más deuda china y que deben impulsar las exportaciones.

Para algunos - como Kenia - aprovechar la oportunidad está resultando una lucha.