Europa se está preparando para todo tipo de escenarios, desde una simple reducción hasta un corte total del suministro de gas ruso. 

Las reservas que se acumulan a lo largo del año y, por tanto, también durante el verano, podrían dejar de funcionar pronto. El próximo invierno podría verse afectado. La Dirección General de Energía de la Comisión Europea ha elaborado un mapa de los niveles de existencias de gas, estado por estado. La media a nivel europeo es del 62,6%, lo que no es suficiente para pasar todo el invierno. 

Por ello, es esencial que los países europeos se pongan de acuerdo sobre la asignación y el uso adecuado de las reservas existentes en caso de cierre total. Aunque la mayoría de los países han dicho que son conscientes de que el gas va a donde más se necesita, otros, como Hungría, han anunciado que no exportarán sus reservas a otros países. 

Aunque en Francia nos salvamos bastante porque somos menos dependientes del gas ruso (24% de nuestro gas) que la mayoría de nuestros vecinos europeos, es importante saber que de los 400.000 millones de m3 de gas natural consumidos por los europeos en 2021, 155 fueron suministrados por Rusia. Los más afectados serán Macedonia (el 100% de su gas procede de Rusia), Finlandia (94%), Bulgaria (77%), Eslovaquia (70%) y Alemania (49%). 

La Comisión Europea ha propuesto el plan REPowerEU para dejar de depender del gas ruso en 2027. 

Hay cuatro palancas para salir de esta situación: 

  • Llamada a los estadounidenses: desde principios de año, esto es lo que se está haciendo. En el primer cuatrimestre de 2022, el 74% de las exportaciones de gas natural licuado de Estados Unidos se dirigieron al mercado europeo. En 2021, sólo era el 34%.

  • Diversificación de las fuentes de energía: Los actores europeos tienen que diversificarse, es decir, aumentar la cuota de renovables para algunos, explotar más la nuclear para otros. Muchos países han reabierto centrales eléctricas de carbón, a pesar del impacto medioambiental.
     
  • Sobriedad energética para los ciudadanos europeos:  Si reducimos el termostato en un solo grado, esto representaría un ahorro de unos diez mil millones de m3 al año.

  • Corte de gas: Es la cuarta palanca y la más radical. Consiste en identificar a los grandes consumidores, normalmente industriales, y dar prioridad a los sectores esenciales sobre los menos esenciales, con el objetivo de proteger a los consumidores y a los servicios públicos, como los hospitales. 

Las industrias que más gas consumen son la papelera (fabricación de papel y cartón), la química (productos nitrogenados y fertilizantes, productos químicos orgánicos de base, tintes, pigmentos), la farmacéutica, la automovilística y la del transporte (aeronáutica y espacial, equipamiento de automóviles, locomotoras y material ferroviario).