La administración del presidente Joe Biden está a punto de anunciar un ajuste de su modelo científico para el etanol que mostrará que el combustible a base de maíz es menos eficaz para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de lo que se estimaba anteriormente, dijeron a Reuters tres fuentes informadas de los planes.

El ajuste, del que hasta ahora no se había informado, hará más difícil que los productores de etanol participen en los nuevos y lucrativos créditos fiscales estadounidenses para el llamado combustible de aviación sostenible, considerados cruciales para el crecimiento de la industria, dijeron las fuentes. Aún les dejará una vía hacia los subsidios si pueden asociarse con cultivadores de maíz que utilicen prácticas agrícolas sostenibles.

El ajuste pretende tener en cuenta de forma más precisa el daño medioambiental causado cuando la tierra se convierte en granjas para cultivar maíz, a la vez que recompensa las técnicas agrícolas climáticamente inteligentes como la agricultura sin labranza y los cultivos cubiertos, dijeron las fuentes, que pidieron no ser nombradas porque no están autorizadas a hablar públicamente.

Políticamente, el plan supondría un término medio para la Casa Blanca, que se enfrenta a la presión de los ecologistas que quieren que el mundo dependa menos de las granjas para obtener combustible, y de una industria del etanol que mira al cielo en busca de su supervivencia financiera, ya que los vehículos eléctricos amenazan con echarlos de las carreteras.

En la actualidad, el etanol se utiliza principalmente como ingrediente de la gasolina, cuyo consumo se ha estancado.

Un portavoz de la Casa Blanca dijo a Reuters que no se ha tomado ninguna decisión final sobre el modelo climático y que "las especulaciones sobre determinaciones son prematuras".

El proyecto de ley sobre el clima firmado por Bidens -la Ley de Reducción de la Inflación- incluía un crédito fiscal de 1,25 dólares por galón para los productores de combustible de aviación sostenible, o SAF, para ayudarles a competir con el combustible de aviación derivado del petróleo.

La administración tiene el objetivo de suministrar al menos 3.000 millones de galones de SAF al año para 2030 como parte de su esfuerzo más amplio para descarbonizar el sector del transporte, a partir del casi cero actual.

Para optar al crédito, los productores deben demostrar que su SAF tiene una puntuación de carbono un 50% mejor que el combustible de aviación de petróleo puro. El crédito fiscal aumenta por cada punto porcentual por encima del 50%, creando más valor para las tecnologías más limpias.

La administración Biden respaldó en diciembre un modelo climático favorecido por la industria del etanol, pero prometió renovarlo y dar a conocer los detalles en marzo.

Eso ha alimentado un intenso cabildeo entre la industria y los ecologistas sobre cómo cuantificar cosas como el daño medioambiental causado por los cambios en el uso de la tierra y la amplia cesta de la agricultura climáticamente inteligente. (Reportaje de Jarrett Renshaw, Stephanie Kelly y Leah Douglas; edición de David Gregorio)