La guerra entre el ejército y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (FPR) ha dejado a casi la mitad de los 49 millones de sudaneses necesitados de ayuda. Más de 7,5 millones de personas han huido de sus hogares, lo que convierte a Sudán en la mayor crisis de desplazados del mundo, y el hambre va en aumento.

Los suministros de ayuda han sido saqueados y los trabajadores humanitarios atacados, mientras que las agencias internacionales y las ONG se quejan desde hace tiempo de los obstáculos burocráticos para entrar en el centro de Port Sudan, controlado por el ejército, y obtener permisos de viaje para acceder a otras partes del país.

"Hay un entorno operativo muy, muy difícil, muy duro", declaró el lunes Rick Brennan, director regional de emergencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en una rueda de prensa en El Cairo.

Las agencias de ayuda perdieron el acceso a Wad Madani, un antiguo centro de ayuda en la importante región agrícola de El Gezira, al sureste de Jartum, después de que las RSF se apoderaran de él el mes pasado en manos del ejército.

El avance de la RSF en el estado de El Gezira y los combates que estallaron recientemente entre el ejército, la RSF y la tercera fuerza militar más poderosa de Sudán, el SPLM-Norte, en Kordofán del Sur, han provocado nuevos desplazamientos.

La ONU y otras agencias se han visto limitadas en gran medida a operar desde Port Sudan, en la costa del Mar Rojo, y a entregar ayuda desde Chad en la región occidental de Darfur, donde se han producido oleadas de matanzas por motivos étnicos.

"También estamos estudiando la posibilidad de establecer operaciones transfronterizas desde Sudán del Sur hacia las zonas meridionales de los estados sudaneses de Kordofán", dijo Brennan.

BROTES DE ENFERMEDADES

Los servicios sanitarios, ya muy debilitados cuando estalló la guerra a mediados de abril, se han visto aún más mermados.

"Tenemos al menos seis brotes importantes de enfermedades, incluido el cólera", dijo Brennan.

"También tenemos brotes de sarampión y dengue, de poliomielitis derivada de vacunas, de malaria, etcétera. Y los niveles de hambre también se están disparando por la falta de acceso a los alimentos".

Diplomáticos y trabajadores humanitarios afirman que el ejército y los oficiales alineados con él han obstaculizado el acceso humanitario mientras ambos bandos prosiguen sus campañas militares. Los activistas afirman que los voluntarios de los barrios han sido blanco de ataques.

Dicen que la RSF hace poco por proteger los suministros y a los trabajadores humanitarios, y que sus tropas se han visto implicadas en casos de saqueo.

Ambos bandos han negado haber impedido la ayuda.

El ejército y la RSF compartieron el poder con los civiles tras un levantamiento popular en 2019, dieron un golpe de estado juntos en 2021 y luego llegaron a las manos por su estatus en una transición planeada hacia las elecciones.

El jefe de ayuda humanitaria de la ONU, Martin Griffiths, declaró la semana pasada que las razones por las que no llegaba la ayuda eran "francamente escandalosas".

El despacho de aduanas para los suministros que entran en el país podría tardar hasta 18 días, con inspecciones posteriores bajo supervisión militar que podrían llevar aún más tiempo, dijo.