La inflación en Japón se ha disparado a máximos de cuatro décadas, impulsada en gran medida por los precios de la energía, lo que presiona a las empresas a subir los salarios para compensar el golpe a los hogares.

Marzo, que marca el final del año fiscal para la mayoría de las empresas japonesas, es un momento en el que formulan estrategias de inversión y operaciones para el siguiente periodo.

De casi 500 grandes empresas encuestadas, el 82% afirmó que la continuación de la inflación mundial era una preocupación para su negocio en el próximo periodo. En la segunda respuesta más común, el 59% nombró el riesgo de una recesión mundial.

"Es probable que el aumento continuado de los costes de los insumos y el encarecimiento de la electricidad para nuestras unidades de refrigeración sean factores importantes a la hora de reducir los beneficios", afirmó un directivo de una empresa mayorista, que comentó bajo condición de anonimato.

Mientras suben los precios de la energía y los alimentos, el Banco de Japón afirma que aún no ha alcanzado su objetivo del 2% para la inflación subyacente. El gobernador entrante del BOJ, Kazuo Ueda, se ha comprometido a mantener los estímulos para alcanzar ese objetivo.

Cuando se preguntó a los directivos de las empresas sobre sus expectativas de aumento del índice de precios al consumo (IPC), la respuesta más común, con un 34%, fue para una horquilla del 1,6% al 2,0%. Pero un 43% seleccionó rangos del 2,1% o superiores, más allá del objetivo del Banco de Japón.

Tras los movimientos vertiginosos en los mercados de divisas el año pasado, que vieron debilitarse al yen hasta mínimos de tres décadas, provocando una intervención récord de Japón para apuntalar la moneda, las empresas ven más estabilidad en el ejercicio fiscal 2023.

Casi la mitad ve al yen cotizando en un rango de 131 a 135 frente al dólar. Una mayoría, el 69%, dijo que prefería un leve fortalecimiento de la divisa desde el nivel de 136 de principios de marzo.

A medida que la ralentización y los frenos derivados de la pandemia del COVID-19 se desvanecen, el 85% de las empresas afirmaron que aumentarían o mantendrían sin cambios los gastos de capital el próximo año. El objetivo de gasto más comúnmente citado fue la sustitución de equipos obsoletos, con un 59%.

"En previsión de una recuperación de la crisis corona, realizaremos las inversiones necesarias en desarrollo empresarial", afirmó un directivo del sector ferroviario.

Los directivos de empresas siguieron mostrándose desalentadores sobre el entorno a corto plazo, con un 80% que afirmaba que las condiciones serían de "no tan buenas" a "malas" a finales de los próximos tres meses, sin cambios respecto a la encuesta anterior.

La Encuesta Corporativa de Reuters, realizada para Reuters por Nikkei Research entre el 8 y el 17 de marzo, sondeó a 493 grandes empresas japonesas no financieras, compuestas por 246 fabricantes y 247 no fabricantes.

Fueron encuestadas bajo condición de anonimato, lo que permitió a los encuestados hablar con mayor libertad.