Cuando el nigeriano Adamu Buba vio a una mujer con un hiyab rasgado en la boda de su amigo el pasado sábado, pidió a dos colegas que le sirvieran la comida. Momentos después, mientras hacía fotos a los novios, oyó una fuerte explosión que le tiró al suelo.

La mujer del hiyab detonó los explosivos que llevaba atados a la espalda, matándose a sí misma y a otras 10 personas. Buba yacía sangrando y desorientado.

"Todo lo que podía ver eran cadáveres en el suelo y partes de cuerpos por todas partes", dijo Buba, de 34 años, desde una cama de hospital en Maiduguri, la capital del estado de Borno, en el noreste de Nigeria.

Los novios sobrevivieron.

Este fue el primero de los cuatro presuntos atentados suicidas con bomba perpetrados por mujeres la semana pasada, que también tuvieron como objetivo un funeral de víctimas, un hospital y un puesto de control de seguridad, en los que, según las autoridades, murieron hasta 32 personas en la ciudad de Gwoza, en Borno, el corazón de una insurgencia islamista.

Ningún grupo reivindicó la autoría.

Pero los residentes de Gwoza culparon a Boko Haram y el ejército dijo que esto demostraba hasta dónde llegaría el grupo para infligir daños a civiles y objetivos de seguridad.

Los residentes consideraron los ataques como un castigo por colaborar con las fuerzas de seguridad contra los insurgentes. También dijeron que esto podría ser un mensaje para los desertores de Boko Haram en la ciudad de que no estaban a salvo después de abandonar el grupo.

"Siempre hemos tenido miedo porque la presencia de excombatientes en nuestra comunidad es una gran amenaza para nuestras vidas", dijo Abubakar Audu, un amigo del novio, desde Maiduguri.

La boda del sábado, ampliamente publicitada, fue un blanco perfecto ya que atrajo a personas prominentes, incluidos políticos locales.

Boko Haram había utilizado por última vez a mujeres suicidas en 2020.

El portavoz del Ejército, el general de división Edward Buba, afirmó que los atentados eran cobardes y pretendían "proyectar una imagen de fuerza para cubrir su debilidad y declive (de Boko Haram)".

Boko Haram ha estado bajo la presión del ejército y de su rama Estado Islámico Provincia de África Occidental, con la que lucha por el territorio, dijo Malik Samuel, investigador de Nigeria en el Instituto de Estudios de Seguridad con sede en Abuja.

"Estos problemas han afectado gravemente a (su) capacidad para llevar a cabo atentados a gran escala. Por ello, desplegar terroristas suicidas fue una forma endiabladamente inteligente de sembrar el caos porque parecía ser cosa del pasado", afirmó Samuel.