EL CAIRO, 15 dic (Reuters) - Mientras las bombas israelíes caen a lo largo de la Franja de Gaza, los gazatíes se han visto arrinconados en la frontera con la península egipcia del Sinaí en la ciudad de Rafah y dicen que prácticamente no les queda ningún lugar al que huir.

Cientos de miles de personas han sido desplazadas de sus hogares y, a medida que los bombardeos se acercan nuevamente, muchos temen que la única opción para seguir vivos sea el exilio al Sinaí.

Pero ellos no quieren eso. Dicen que si eso sucediera, tal vez nunca regresarían.

"Ya no hay un lugar seguro. Ahora la ofensiva terrestre israelí podría expandirse hasta aquí", dijo Umm Osama, una mujer de 55 años de la ciudad de Gaza en el norte que buscó refugio en Rafah. "¿Adónde deberíamos ir después de Rafah?".

Umm Osama y muchos otros desplazados de Gaza rechazaron la idea de huir a través de la frontera, en caso de que fuera posible. "Queremos regresar a nuestros hogares, incluso si están en ruinas", afirmó.

Ella y otros habitantes de Gaza están atormentados por el traumático exilio de sus antepasados: muchos de los residentes de Gaza son descendientes de palestinos obligados a huir de sus hogares después de la creación de Israel en 1948.

"Si me hacen elegir entre vivir bajo bombardeos o irme, me quedaré. Volveré incluso si hay tanques allí. Volveré a la ciudad de Gaza y soportaré cualquier cosa", dijo Umm Imad, una mujer de 73 años que también se refugia en Rafah.

Luego de enfrentar semanas de ataques aéreos israelíes, disparos de tanques a corta distancia y las armas de tropas en tierra que, según Israel, tienen como objetivo cazar a los combatientes de Hamas, alrededor del 85% de los 2,3 millones de palestinos que viven en Gaza se han visto obligados a desplazarse hacia el sur del sitiado enclave.

Israel ha dicho a los residentes de Gaza que desean evitar verse atrapados en su ataque contra el grupo militante que deberían dirigirse al sur. Su Ejército bombardea las zonas del sur de donde ha huido la gente.

El norte de Gaza fue el foco inicial del ataque de Israel contra el territorio controlado por Hamás después de que el grupo mató a 1.200 israelíes en un brutal ataque el 7 de octubre y tomó 240 rehenes.

El sur de Rafah, estratégicamente importante porque alberga el único cruce actualmente en funcionamiento hacia Gaza -uno no controlado por Israel y donde se entrega ayuda- es la última zona que ha sufrido intensos bombardeos.

"NINGÚN LUGAR ES SEGURO"

Los ataques en el barrio de al-Shaboura en Rafah arrasaron una calle entera el jueves por la noche.

El viernes, hombres y niños rebuscaban entre los escombros y miraban fijamente las casas derrumbadas y sus posesiones que no podían ser recuperadas.

Los ataques dejaron un montón de escombros y metales retorcidos salpicados de mantas y bolsas, bicicletas para niños y utensilios de cocina, colchones y sofás desgarrados de los que salía algodón y poliéster.

"Ningún lugar de Gaza es seguro", dijo Jehad al-Eid, un residente de la zona.

La guerra entre Israel y Hamás, un grupo respaldado por Irán, es el combate más mortífero jamás ocurrido en Gaza. Los ataques israelíes han matado a unas 19.000 personas, la mayoría de ellas mujeres y niños, dicen funcionarios palestinos.

Tanto los palestinos como los funcionarios de los países árabes vecinos están nerviosos ante la perspectiva de un desplazamiento masivo y prolongado de los habitantes de Gaza.

Actualmente es poco probable que se produzca una afluencia masiva a Egipto.

La salida de los residentes de Gaza ha sido lenta y en el congestionado cruce fronterizo se trata de hacer frente a la entrada incluso de camiones de ayuda, que según las Naciones Unidas no son suficientes para hacer frente a una población que ha carecido de suministros médicos suficientes durante semanas y que está empezando a pasar hambre.

(Escrito por John Davison; Editado en Español por Ricardo Figueroa)