La decisión, que será apelada, podría tener un gran impacto en las elecciones de mitad de período de 2022, en noviembre, cuando estará en juego el control del Congreso de Estados Unidos, que está muy dividido.

La demanda, respaldada por grupos demócratas y de derechos civiles, había afirmado que el nuevo mapa garantiza que los republicanos ganarán la mayoría de los 14 distritos del Congreso del estado, incluso en las elecciones en las que votan más demócratas.

Durante un juicio celebrado la semana pasada, los expertos de los demandantes testificaron que el mapa aprobado por la legislatura, controlada por los republicanos, en noviembre representaba un extremo atípico, comparado con miles de alternativas generadas por ordenador.

En un fallo de 258 páginas emitido el martes, un panel de tres jueces del Tribunal Superior consideró que las pruebas demostraban que el mapa era "el resultado de una redistribución partidista intencionada y pro-republicana".

Pero los jueces coincidieron unánimemente con los legisladores republicanos en que introducirse en un asunto puramente político supondría sobrepasar su autoridad. Además, la constitución estatal no prohíbe expresamente a los legisladores tener en cuenta los factores partidistas, dictaminaron los jueces.

"A pesar de nuestro desdén por tener que ocuparnos de cuestiones que potencialmente conducen a resultados incompatibles con los principios democráticos y someten a nuestro Estado al ridículo, este Tribunal debe recordar que estos mapas son el resultado de un proceso democrático", escribieron.

Los abogados de los demandantes dijeron inmediatamente que apelarían la decisión, calificándola de "decepcionante", pero expresando su confianza en que el Tribunal Supremo de Carolina del Norte acabará desechando el mapa.

El máximo tribunal del estado, que tiene una mayoría demócrata de 4-3, retrasó previamente las elecciones primarias de marzo a mayo para dar tiempo a que la demanda siguiera adelante.

La ley federal obliga a los estados a trazar nuevas líneas del Congreso cada 10 años para tener en cuenta los cambios de población, después de que el censo de EE UU complete su recuento de una vez por década. En la mayoría de los estados, los legisladores controlan el proceso, lo que conduce a la práctica del gerrymandering, en la que un partido diseña los mapas políticos para beneficiarse.

El nuevo mapa daría a los republicanos 10 u 11 escaños en todo el estado, según los analistas, a pesar de que el estado se considera un campo de batalla perenne en las elecciones nacionales. Los republicanos controlan actualmente ocho de los 13 distritos del estado; Carolina del Norte está ganando un decimocuarto distrito gracias al rápido crecimiento de su población.

El caso se encuentra entre las numerosas demandas pendientes que desafían los mapas del Congreso en al menos media docena de estados, entre ellos Texas, Ohio y Georgia, según el Centro Brennan para la Justicia de la Universidad de Nueva York, que está siguiendo los litigios de redistribución de distritos.

Los republicanos sólo necesitan dar la vuelta a un puñado de escaños en las elecciones del 8 de noviembre para retomar el control de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, donde los demócratas tienen una ventaja de 221-212, incluyendo las vacantes.

En un comunicado, el presidente republicano de la Cámara de Representantes de Carolina del Norte, Tim Moore, dijo que los mapas eran el resultado de un proceso transparente.

"Los mapas de la Asamblea General se elaboraron a la luz del día, después de meses de comentarios y opiniones del público", dijo.