El vídeo informativo diario del ministerio no mencionó ningún repliegue, pero en los mapas utilizados para mostrar la ubicación de los supuestos ataques rusos, la zona sombreada que designa el control militar ruso era mucho menor que el día anterior.

En el noreste de Ucrania, donde Rusia sufrió una derrota el mes pasado, sus fuerzas a lo largo de una línea de frente que se extiende unos 70 km hacia el sur desde Kupiansk a lo largo del río Oskil parecían haberse retirado unos 20 km hacia el este, hasta la frontera de la provincia de Luhansk.

Esto significaría que habían desalojado los últimos restos de la provincia ucraniana de Kharkiv -donde Rusia mantuvo durante varios meses una administración de ocupación-, salvo una pequeña parcela entre la ciudad de Dvorichna y la frontera rusa.

En la provincia ucraniana de Kherson, al sur, la línea de control de Rusia en la orilla derecha del río Dnipro se ha desplazado 25 km hacia el sur en el mapa, hasta una línea que va hacia el oeste desde la ciudad ribereña de Dudchany.

Ambas zonas son campos de batalla en los que Ucrania ha estado informando de avances, aunque sin dar todos los detalles.

No sería la primera vez que Moscú reconoce una retirada de forma tan oblicua. El 11 de septiembre, un mapa presentado por el Ministerio de Defensa mostraba que las fuerzas rusas habían abandonado la mayor parte de las zonas de Kharkiv que controlaban, hasta el este del Oskil, tras una ofensiva ucraniana relámpago.