Los ataques, llevados a cabo a finales de marzo por tropas terrestres y aéreas, tuvieron como objetivo la zona de Moura que, según los militares, es un bastión de los grupos yihadistas que han librado una lucha de una década por el territorio en el centro y el norte de Malí.

"Esta operación sigue a informaciones muy precisas que permitieron localizar la celebración de una reunión entre varios (militantes) en Moura", indicó un comunicado militar.

Mali está sumido en la confusión desde 2012, cuando los insurgentes islamistas se hicieron con el control de una rebelión separatista del norte. Afiliados locales del Estado Islámico y Al Qaeda han utilizado la zona como plataforma de lanzamiento de ataques en los vecinos Burkina Faso y Níger, matando a miles de personas.

Una oleada de violencia del Estado Islámico en el Gran Sáhara en marzo se cobró la vida de cientos de civiles. El ejército respondió con ataques aéreos y la fuerza de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas en Malí desplegó dos unidades en la zona.

Los grupos de derechos humanos han expresado su preocupación por la difícil situación de los civiles atrapados en el fuego cruzado o acusados erróneamente de ser militantes.

Los soldados mataron al menos a 71 civiles entre diciembre y marzo, según señaló Human Rights Watch, con sede en Nueva York, en un informe publicado el mes pasado. El ejército, que negó las acusaciones, está investigando las denuncias de violaciones de los derechos humanos en el centro y el norte del país.