Los precios en Argentina siguen subiendo, a pesar de los signos positivos de desaceleración, con la tasa de inflación anual del asediado país sudamericano a punto de acercarse al 300% cuando el gobierno revele los últimos datos el martes.

Comerciantes y consumidores afirmaron que, aunque las lecturas mensuales de la inflación se han ralentizado desde un pico superior al 25% en diciembre, el cambio aún no se ha dejado sentir plenamente sobre el terreno. La tasa de inflación volverá a situarse por debajo de un dígito en abril por primera vez en seis meses.

"Por mucho que baje la tasa de inflación, que es lo que dice todo el mundo, aquí no se refleja porque mire, hay artículos que deberían haber bajado pero no lo han hecho", dijo Sandra Boluch, de 50 años, vendedora de frutas y verduras en Buenos Aires.

Dijo que su tienda se había visto obligada a subir los salarios de los trabajadores porque sus alquileres habían aumentado, mientras que los costes de insumos como las bolsas de plástico habían subido, todo ello retroalimentando el precio de etiqueta de las zanahorias y las manzanas.

"Estos (precios) aumentan mucho y luego eso se refleja en otros sitios. ¿Dónde? En la mercancía", dijo. "El transporte es más caro, los precios del gasóleo suben, todo sube. Así que por mucho que intentemos reducir los precios, no podemos".

El gobierno del presidente libertario Javier Milei, que heredó una grave crisis económica, ha pregonado su éxito en la reducción de la inflación mensual, que ha disminuido este año desde que Milei asumió el cargo el 10 de diciembre y devaluó bruscamente la moneda local en pesos, desatando un repunte inicial de la inflación.

Milei ha impulsado una dura campaña de austeridad con recortes de gastos y ha tratado de absorber liquidez en el mercado, lo que ha sentado bien a los inversores y ha contribuido a impulsar la posición fiscal del gobierno y a propulsar un repunte de las acciones y los bonos.

"Generó un shock de austeridad monetaria, dejó de inyectar pesos en la economía y dio una fuerte señal de austeridad fiscal", dijo Eugenio Mari, economista jefe de la consultora Fundación Libertad y Progreso.

Esa medicina económica también ha golpeado duramente a los salarios y a la actividad económica, aunque Mari dijo que las cosas deberían mejorar.

"Una fuerte caída de los salarios reales implica una caída de la demanda agregada, una caída del consumo y, obviamente, una caída de la actividad económica. Pero lo interesante es que ahora, con la caída de la inflación, la puerta está abierta para que los salarios reales se recuperen."

Ofelia D'Aquino, de 65 años, jubilada en Buenos Aires a la salida de un supermercado, dijo que aún no sentía la desaceleración de la inflación. Los jubilados, junto con los trabajadores del sector público, han recibido el mayor golpe de la austeridad de Milei.

"Los precios siguen siendo caros y los argentinos tenemos muy poco poder adquisitivo", dijo.

"Esperamos que esta gran crisis, que nuestro sacrificio, sirva para algo y salgamos de ésta. Nos lo merecemos, todos nosotros y las generaciones venideras".