NACIONES UNIDAS, 22 sep (Reuters) - En su discurso de apertura de la reunión anual de líderes mundiales de las Naciones Unidas esta semana, el secretario general Antonio Gutteres prometió -entre aplausos- que "no renunciaría" a intentar llevar alimentos y fertilizantes de Rusia y Ucrania a los mercados globales.

Después de que Rusia invadiera Ucrania en febrero de 2022, Naciones Unidas culpó a la guerra de empeorar la crisis alimentaria mundial y surgió un nuevo frente diplomático, con Moscú y Kiev luchando para ganarse a los más afectados: los países pobres y en desarrollo.

Esa batalla ha estado en primer plano esta semana en la Asamblea General de la ONU, donde los aplausos por los comentarios de Guterres el martes subrayaron el impulso de esos países, particularmente del hemisferio sur, para lograr que las potencias se centren en sus desafíos más importantes.

"Ya no estamos dispuestos a asistir a este desfile anual simplemente para prestar nuestra voz en apoyo de tal o cual conflicto global o para condenar a quien sea año tras año como el nuevo enemigo global", dijo el primer ministro de Santa Lucía, Philip Pierre.

"Ninguna agenda global de una nación poderosa es más importante que la nuestra", dijo a la Asamblea General.

SIN SOLUCIÓN A LA VISTA

Sin embargo, no está claro que las reuniones de esta semana en la ONU proporcionen algún alivio inmediato a los países que luchan por alimentar a sus poblaciones, específicamente la reactivación de un acuerdo histórico que había permitido la exportación segura de cereales ucranianos al Mar Negro, el cual Rusia abandonó hace unos meses.

Guterres se reunió esta semana por separado con el presidente ucraniano, Volódimir Zelenski, y el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, también se reunirá con el ministro de Asuntos Exteriores turco, Hakan Fidan, pero no hay avances a primera vista en los esfuerzos por reactivar el acuerdo negociado por la ONU y Turquía en julio de 2022.

La ausencia de cuatro de los cinco líderes de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU-el presidente estadounidense, Joe Biden, fue el único presente- ha profundizado el escepticismo entre las naciones en desarrollo.

"Así no se genera confianza. No es así como se muestra solidaridad. Eso no es rendición de cuentas ni liderazgo", dijo el presidente de Malawi, Lazarus Chakwera, a la Asamblea General, refiriéndose a la ausencia de los otros cuatro líderes.

Ante las tensiones geopolíticas que se ciernen sobre las reuniones de esta semana -especialmente las rivalidades entre Estados Unidos, Rusia y China- los países en desarrollo aprovecharon al máximo su posición, dijo Richard Gowan, director de International Crisis Group para asuntos de la ONU.

"Los países en desarrollo saben que Estados Unidos, China y Rusia quieren su apoyo en la ONU. Aprovecharon con éxito su nueva influencia para asegurarse de que la ONU se centrara en sus preocupaciones económicas esta semana", dijo Gowan.

En lo alto de esa lista está la crisis alimentaria mundial. Ucrania y Rusia son importantes exportadores de cereales y Moscú es también un gran proveedor de fertilizantes para el mundo.

"El mundo necesita urgentemente alimentos ucranianos y rusos y fertilizantes para estabilizar los mercados y garantizar la seguridad alimentaria", dijo Guterres ante la Asamblea General.

¿RESUCITAR EL ACUERDO DE GRANOS?

Básicamente, Moscú aceptó el acuerdo de cereales del Mar Negro a cambio de la ayuda de la ONU para mejorar sus propias exportaciones de alimentos y fertilizantes, que, según se quejó, enfrentaban obstáculos debido a las sanciones occidentales.

El viceprimer ministro ruso, Alexei Overchuk, dijo que "los países en desarrollo, y principalmente los menos desarrollados, fueron rehenes" de esas sanciones occidentales, a las que culpó de empeorar los problemas económicos globales.

"A pesar de la presión política y económica que enfrenta, Rusia sigue siendo un proveedor internacional confiable de alimentos, fertilizantes y recursos energéticos", dijo Overchuk en una cumbre sobre desarrollo sostenible de Naciones Unidas esta semana.

Si bien las exportaciones rusas de granos y fertilizantes no están sujetas a sanciones occidentales, Moscú ha dicho que las restricciones en los pagos, la logística y los seguros han impedido los envíos.

Estados Unidos ha respondido a las quejas de Rusia, señalando que si bien las exportaciones de trigo de Ucrania probablemente disminuirán, Rusia está en camino de un año récord de exportaciones de granos y grandes beneficios.

"Cuanto más hambre tiene el mundo, más ganancias obtiene Moscú", dijo el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, ante el Consejo de Seguridad de la ONU.

Se estima que Rusia tendrá una excelente cosecha de trigo este año, de 91,6 millones de toneladas, dijo la consultora agrícola SovEcon, mientras que el Ministerio de Agricultura dijo que el país podría exportar 60 millones de toneladas de granos en la temporada 2023/2024.

Cuando se le preguntó esta semana sobre las perspectivas de reactivar el acuerdo de cereales del Mar Negro, el jefe de Política Exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, se mostró pesimista.

"Parece que no hay ninguna posibilidad de llegar a un acuerdo porque creo firmemente que ellos (Rusia) no lo quieren", dijo Borrell a periodistas.

(Reporte de Michelle Nichols, información adicional de Daphne Psaledakis y Gabriela Baczynska. Editado en español por Marion Giraldo)