La insurgencia islamista en el noreste, los secuestros para pedir rescate, los enfrentamientos mortales entre agricultores y pastores en el cinturón central y la violencia separatista y de bandas en el sureste son algunos de los retos a los que se enfrenta la policía nigeriana.

El presidente Bola Tinubu se reunió con los gobernadores de los estados del país para hablar de la inseguridad, que perjudica a los agricultores y contribuye a los altos precios de los alimentos y a la inflación.

El gobierno federal y los gobiernos estatales acordaron que era necesaria una fuerza policial estatal, lo que supone "un cambio significativo" en el enfoque, según declaró a la prensa el ministro de Información, Mohammed Idris, tras la reunión.

Es la primera vez que los gobiernos federal y estatales de Nigeria se ponen de acuerdo sobre la necesidad de crear una policía estatal para reforzar la fuerza policial nacional de más de 300.000 efectivos de la nación más poblada de África.

El inspector general de la policía nigeriana, Kayode Egbetokun, declaró el año pasado que se necesitaban al menos 190.000 agentes más para asegurar adecuadamente el país. Dijo que la fuerza estaba muy por debajo de la proporción recomendada por las Naciones Unidas de un agente de policía por cada 450 ciudadanos.

Algunos estados, como Lagos, tienen presupuestos anuales del tamaño de pequeños países africanos, y llevan mucho tiempo abogando por una policía estatal propia, afirmando que esto ayudaría a combatir la inseguridad.

Ikemesit Effiong, de la consultora de riesgos SBM Intelligence, afirmó que la creación de una policía estatal no resolvería todo el problema.

"Ampliar las fuerzas policiales es una cosa, pero replantear fundamentalmente la arquitectura y el enfoque de la labor policial desde la retribución y el control estatal a la investigación y la prevención de la delincuencia es otra muy distinta", afirmó Effiong.