La nación insular está lidiando con su peor crisis financiera en más de siete décadas, con una severa escasez de divisas que la ha dejado en apuros para pagar las importaciones esenciales, incluyendo alimentos, combustible, fertilizantes y medicinas.

Las reservas de divisas de Sri Lanka se situaban en abril en 1.810 millones de dólares.

El primer ministro Ranil Wickremesinghe, que asumió el cargo el mes pasado después de que las protestas masivas forzaran la dimisión de su predecesor, ha subido los impuestos para apuntalar los ingresos del gobierno y planea recortar fuertemente los gastos en un presupuesto provisional que se presentará en unas semanas.

Sri Lanka también está negociando un paquete de rescate con el Fondo Monetario Internacional, que podría permitirle tomar prestados al menos 3.000 millones de dólares a través de la línea de fondos ampliada del prestamista.

"Explicó que las discusiones con el FMI están avanzando y que esperaba que las negociaciones concluyeran a finales de mes", dijo la oficina de Wickremesinghe en un comunicado, refiriéndose a una discusión entre el primer ministro y las cámaras de comercio locales.

Wickremesinghe dijo que cualquier financiación puente dependería de que Sri Lanka alcanzara un acuerdo con el FMI, añadió el comunicado.

Hasta ahora, Sri Lanka ha recibido dos líneas de crédito por valor de 1.500 millones de dólares de India para combustible e importaciones esenciales. Los vecinos también están en conversaciones para obtener otra línea de crédito de 500 millones de dólares para financiar las importaciones de combustible.

Sri Lanka también está pidiendo ayuda a otros países, entre ellos Japón, que mantiene desde hace tiempo vínculos comerciales con la nación insular. Sin embargo, las relaciones con Tokio, que también ha sido un prestamista clave para Sri Lanka, se enfriaron después de que Sri Lanka cancelara en 2020 un proyecto de ferrocarril ligero de 1.500 millones de dólares que iba a ser financiado en gran parte por Japón.

"Él (Wickremesinghe) añadió que las relaciones con Japón se habían roto, y que llevaría un tiempo reparar esas relaciones y recuperar su confianza", decía el comunicado de la oficina del primer ministro.