Salameh, su ayudante Marianne Hoayek y su hermano Raja están siendo investigados en Líbano y en al menos cinco países europeos bajo la sospecha de que podrían haberse apropiado de más de 300 millones de dólares del banco central, en detrimento del Estado libanés.

Los críticos han expresado anteriormente sus dudas de que el poder judicial, donde los nombramientos dependen en gran medida del apoyo político, investigara seriamente a una figura de la talla de Salameh, dado su respaldo político de alto nivel.

En noviembre, el juez de mayor rango del Líbano dijo él mismo en un comentario general que la intromisión política en la labor judicial había conducido a una situación caótica que requería una "revolución en los planteamientos" para resolverse.

Los hermanos Salameh niegan las acusaciones. Hoayek y su abogado no han sido localizados por los medios de comunicación para hacer comentarios.

Los tres han sido acusados? ?de fraude y malversación en dos casos distintos en Líbano, incluido un conjunto de cargos presentados por la juez Helene Iskandar en nombre del Estado.

Los abogados de Salameh se habían opuesto a la presencia de Iskandar en una vista celebrada en marzo en Beirut en la que los investigadores europeos interrogaron al jefe del banco central.

El presidente del tribunal, Charbel Abou Samra, desestimó sus argumentos de defensa, según informó a Reuters una fuente judicial. También fijó una nueva fecha de audiencia para Raja Salameh el 15 de junio, añadió la fuente.

Los fiscales franceses emitieron el martes una orden de detención contra Riad Salameh, la primera emitida por cualquiera de las investigaciones extranjeras sobre él. Salameh calificó la orden de violación legal y prometió impugnarla.

Salameh quiere poner fin a sus 30 años al frente del banco cuando expire su último mandato en julio.

Ha trabajado mano a mano con figuras poderosas, pero algunas fuentes afirman que algunas de sus bases de apoyo tradicionales en Líbano y en el extranjero están empezando a resquebrajarse.

Su marcha marcaría un hito en el colapso financiero resultante de décadas de gasto despilfarrador, corrupción y políticas insostenibles por parte de los dirigentes libaneses.