El ataque tuvo lugar cerca del pueblo de Koumestenga, en la provincia de Namentenga, en la región Centro-Norte, una de las varias zonas plagadas de actividad yihadista.

Una fuente del ejército y dos fuentes de la gendarmería que no quisieron ser nombradas confirmaron el ataque y dieron el viernes el número de muertos. Dijeron que habían muerto siete gendarmes y nueve miembros de una fuerza de autodefensa voluntaria.

El ejército no hizo ningún comentario público sobre el ataque.

Burkina Faso es uno de los varios países de África Occidental que luchan contra una violenta insurgencia que arraigó en la vecina Mali en 2012.

Desde entonces, los militantes vinculados a Al Qaeda y al Estado Islámico se han extendido por el Sahel y por los estados costeros de África Occidental, a pesar de la intervención militar de tropas locales y extranjeras y de los esfuerzos de mantenimiento de la paz de la ONU.

La violencia ha matado a miles de personas, ha desplazado a millones y ha contribuido a aumentar la inseguridad alimentaria. También ha sido un factor que ha espoleado dos tomas militares en Malí y dos en Burkina Faso desde 2020.

La organización médica benéfica Médicos Sin Fronteras suspendió esta semana sus operaciones en una zona del noroeste de Burkina Faso después de que unos asaltantes armados mataran a dos de sus empleados.