El mes pasado, un reportaje del sitio web de investigación Follow The Money puso en duda que Heineken hubiera cumplido su promesa de marzo de 2022 de abandonar Rusia, incluida la venta de sus marcas internacionales ajenas a Heineken, como Amstel.

"Es un reto cerrar una transacción en Rusia en este momento, ya que las normas siguen cambiando", dijo la empresa holandesa, añadiendo que sus transferencias de negocios requerían muchas aprobaciones por parte de las autoridades locales, cuyo plazo no podía afectar.

No obstante, la empresa reconoció las frustraciones en torno al retraso y dijo que compartía el sentimiento.

"No hay ambigüedad sobre nuestra promesa: nos iremos de Rusia", dijo Heineken en una sección de preguntas y respuestas en su página web el lunes, a la que se refirió en el comunicado del martes.

La cervecera también dijo en su página web que su negocio ruso necesitaba introducir nuevos productos locales para evitar la quiebra hasta que se completara la enajenación total, después de que sus productos fueran retirados del mercado tras la invasión rusa de Ucrania.

"No se puede vender un negocio deficitario y su objetivo era mantener el negocio a flote hasta que se complete el traspaso de propiedad", afirmó.

Heineken es la tercera cervecera más grande de Rusia y el negocio local representa sólo el 2% de sus ventas globales, dijo la compañía.

Su rival danesa Carlsberg dijo el martes que su director ejecutivo Cees't Hart se retiraría a finales de septiembre, tras ver completada la venta de su negocio ruso.