"Debido a la escasez de componentes en la cadena de suministro, nos veremos obligados a detener temporalmente la producción a partir del 31 de enero", declaró el portavoz Tomas Paroubek.

La economía checa depende en gran medida de la industria automovilística, que ha ido recuperándose a medida que soluciona los problemas de suministro y presta cierto apoyo a una economía golpeada por la alta inflación.

Toyota opera una de sus tres plantas en el país y aumentó su producción un 34,9% interanual hasta alcanzar los 202.255 coches el año pasado.

La Asociación Checa de la Industria del Automóvil informó de que la producción aumentó en conjunto un 10,2% en 2022, hasta 1,218 millones de vehículos, siendo Skoda Auto, la unidad de Volkswagen, el principal fabricante.