Algunos inversores, dispuestos a tomar el control a través de los procedimientos de quiebra en curso de la compañía, están sugiriendo que Mallinckrodt disuelva sus unidades de negocio, según el informe.

Mallinckrodt no respondió inmediatamente a una solicitud de Reuters para hacer comentarios.

La empresa, con sede en Irlanda, se declaró en quiebra por segunda vez en Estados Unidos el mes pasado, con un plan de reestructuración que recortaría 1.000 millones de dólares de lo que debe a las víctimas de la crisis estadounidense de los opiáceos.

Mallinckrodt, que fabrica tanto medicamentos de marca como genéricos, se había declarado en quiebra por primera vez en 2020 para hacer frente a su elevada carga de deuda, a los litigios sobre su comercialización de opiáceos genéricos altamente adictivos y a las disputas sobre los precios de sus medicamentos.

Como parte de su plan para salir de la bancarrota en junio de 2022, la empresa, que negó haber cometido irregularidades, acordó pagar 1.700 millones de dólares para resolver unas 3.000 demandas en las que se le acusaba de utilizar tácticas de marketing engañosas para impulsar las ventas de opiáceos.

Mallinckrodt también reveló en documentos presentados ante la Comisión de Bolsa y Valores el mes pasado que había recibido recientemente una citación de la Fiscalía del Distrito Oeste de Virginia, solicitando información sobre sus informes de pedidos sospechosos de opioides a la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos.