El Consejo de Aviación del Reino Unido se reunió por primera vez en febrero para asesorar sobre un plan decenal establecido por los ministros el año pasado para -entre otros objetivos- aumentar la capacidad de los aeropuertos, impulsar el uso de combustibles de aviación sostenibles y mejorar la experiencia de los consumidores.

Entre sus miembros se encuentran los directores ejecutivos de las principales aerolíneas que operan en Gran Bretaña, incluidas easyJet y < ICAG.L > British Airways, propiedad de IAG, junto con los responsables de aeropuertos y organismos comerciales.

Ryanair dijo que instó al gobierno en febrero a recortar los costes de los visados británicos, impulsar una reforma efectiva del espacio aéreo en Europa y mejorar el control fronterizo, el control del tráfico aéreo y el personal de handling.

"Nos unimos al Consejo de Aviación del Reino Unido cuando el ministro de Transportes, Mark Harper, nos aseguró que se utilizaría como "órgano de ejecución" para mejorar la resistencia de la aviación británica", declaró en un comunicado el consejero delegado de Ryanair, Michael O'Leary.

"Lamentablemente, esto ha demostrado ser una promesa vacía y el consejo se ha convertido en una tertulia para que los burócratas del gobierno y la CAA (Autoridad de Aviación Civil) parloteen sobre la reforma sin cumplir ninguna".