¿Llegarán algún día los robots a coser nuestros vaqueros? Varias empresas, como el grupo tecnológico Siemens y la compañía estadounidense de vaqueros Levi Strauss, llevan tiempo trabajando para responder a esta pregunta.

"La industria de la confección es la última industria de un billón de dólares que no se ha automatizado", afirma Eugen Solovyov, director de proyecto de un laboratorio de Siemens en San Francisco, que lleva trabajando en la automatización de la producción de ropa desde 2018. Los grandes beneficios llaman a la puerta: la plataforma de datos Statista estima el valor del mercado mundial de la confección en 1,52 billones de dólares.

La idea de utilizar la inteligencia artificial (IA) y los robots para traer más producción del extranjero cobró fuerza durante la pandemia: las cadenas de suministro se paralizaron y los riesgos de depender de fábricas lejanas se hicieron más evidentes. Si se pudiera prescindir de la producción manual en China y Bangladesh, la producción de ropa podría volver a integrarse cada vez más en los mercados de consumo occidentales. Sin embargo, muchos fabricantes de ropa son reacios a comentar esta cuestión porque podría suscitar el temor de que los trabajadores textiles de los países en desarrollo sufrieran las consecuencias. Un portavoz de Levi's confirmó que la empresa había participado en las primeras fases del proyecto, pero declinó hacer más comentarios.

A LOS ROBOTS AÚN LES FALTA MOTRICIDAD FINA PARA COSER

A diferencia de las piezas de automóvil o las botellas de plástico, que conservan su forma cuando las procesa un robot, la tela es elástica y tiene una variedad infinita de capas y estructuras. Sin embargo, los robots no tienen la destreza de las manos humanas: aunque los robots son cada vez mejores, los investigadores creen que pasarán años antes de que hayan desarrollado plenamente su capacidad para procesar tejidos. Pero, ¿qué pasaría si las máquinas pudieran realizar suficientes pasos de trabajo como para igualar al menos algunas de las diferencias de costes entre los países occidentales y las fábricas extranjeras de bajo coste? Este es precisamente el objetivo de los actuales esfuerzos de investigación.

El trabajo en Siemens surgió de la idea de desarrollar un software para controlar robots capaces de procesar todo tipo de materiales flexibles, explica Solovyov. La empresa colaboró con el Instituto de Robótica Avanzada para la Fabricación de Pittsburgh, fundado en 2017 y financiado por el Departamento de Defensa, para ayudar a los fabricantes tradicionales a utilizar la nueva tecnología. En el proceso, se toparon con una empresa emergente de San Francisco que está adoptando un enfoque prometedor para resolver el problema de los tejidos. En lugar de enseñar a los robots a lidiar con los tejidos flácidos, la start-up Sewbo endurece el tejido con productos químicos para que pueda ser tratado como un parachoques de coche durante la producción. A continuación, la prenda acabada se lava para eliminar el agente endurecedor.

"Prácticamente todas las prendas vaqueras se lavan después de la producción, así que esto encaja en el sistema de producción existente", afirma el inventor y fundador de la empresa, Jonathan Zornow. Como parte del trabajo de investigación, el Instituto de Robótica de Pittsburgh subvencionó con 1,5 millones de dólares a la empresa de vaqueros Levi's y al pequeño fabricante de uniformes estadounidense Bluewater Defense para que experimentaran con esta tecnología.

ENFOQUES ALTERNATIVOS Y PRIMEROS PASOS PRÁCTICOS

El jefe de Bluewater Defense, Eric Spackey, participó en los trabajos de investigación con Siemens, pero se muestra escéptico sobre el enfoque de Sewbo. "Añadir un agente endurecedor a la prenda sólo añade otro proceso y aumenta los costes", afirma. Sin embargo, para los fabricantes de vaqueros que ya lavan las prendas como parte de sus operaciones normales, podría tener sentido. Pero también hay otros esfuerzos para automatizar las fábricas de costura. La start-up Software Automation de Georgia, por ejemplo, ha desarrollado una máquina que puede coser camisetas tirando de la tela sobre una mesa especialmente equipada.

El primer paso, sin embargo, es la introducción de robots en las fábricas de ropa. Sanjeev Bahl abrió hace dos años una pequeña fábrica de vaqueros llamada Saitex en el centro de Los Ángeles y ha estado estudiando las máquinas Sewbo. Ahora se prepara para instalar su primera máquina de prueba. Mientras Bahl da una vuelta por su fábrica, señala a los trabajadores de las viejas máquinas y dice que muchos de esos puestos están maduros para el nuevo proceso. "Si funciona, no creo que haya ninguna razón para no volver a producir vaqueros a gran escala en Estados Unidos".

(Informe de Timothy Aeppel, escrito por Philipp Krach, editado por Patricia Weiß. Si tiene alguna duda, póngase en contacto con nuestro equipo editorial en berlin.newsroom@thomsonreuters.com (para política y economía) o frankfurt.newsroom@thomsonreuters.com (para empresas y mercados).