El domingo pasado, Veolia ofreció 2.900 millones de euros (3.400 millones de dólares), o 15,50 euros por acción, para comprar una participación del 29,9% en Suez a la empresa eléctrica Engie.

El director general de Suez, Bertrand Camus, declaró al diario francés Le Figaro que se trata de una "operación financiera oportunista", que infravalora los activos de Suez y "subestima los problemas de competencia y el riesgo de ejecución".

"Veolia no propone un proyecto industrial. Propone desmantelar el 40% de nuestra actividad en Francia", dijo Camus, al tiempo que advertía de fuertes recortes de puestos de trabajo si la operación salía adelante.

"Suez no necesita casarse. Ya somos el líder mundial de la distribución de agua, abasteciendo a 145 millones de hogares", dijo.

Veolia ha argumentado que, aunque el sector de la distribución de agua está muy fragmentado, la operación crearía un campeón mundial francés bien situado para hacer frente a la competencia emergente de China.

Suez también estaba trabajando en escenarios alternativos en relación con la compra de la participación de Engie, añadió Camus.

El domingo, el ministro de Economía, Bruno Le Maire, declaró que el Estado francés estudiará con "imparcialidad" la oferta de Veolia por la participación de Engie en Suez, así como cualquier otra oferta que pueda surgir.

Es primordial que en cualquier acuerdo se mantengan los puestos de trabajo en Francia, que el futuro accionista mayoritario sea francés y que la valoración del futuro acuerdo sea "satisfactoria" para el Estado francés, que tiene una participación en Engie, había dicho Le Maire.

La bendición del Gobierno francés es clave para cualquier acuerdo, ya que el Estado posee un 23,6% de Engie.