22 dic (Reuters) - Tras una atormentada convalecencia, el enfermo se recuperó.

El Ibex 35, que en 2022 vivió un "annus horribilis" al desencadenar los tambores de recesión una lluvia de ventas en la renta variable, recuperó los niveles pre-COVID a finales de 2023 y se encamina a cerrar su mejor ejercicio en 14 años, con un alza acumulada del 23%.

En la estela de un fuerte optimismo en los mercados por la expectativa de una anticipada relajación de la política monetaria, los analistas hacen cábalas y se preguntan si en 2024 los inversores seguirán de fiesta o, en cambio, los cisnes negros de la economía y la geopolítica pueden frustrar esta euforia.

"Será un año positivo, pero sin excesos. Los dos factores detrás del 'rally' (racha alcista) que vimos en 2023 -un efecto reajuste tras un 2022 desastroso y el fuerte tirón de los bancos por los altos tipos de interés- desaparecerán de la foto", apuntó Francisco Quintana, director de estrategia de inversión para ING España y Portugal.

El miedo a la subida de tipos más brusca en 40 años, debido a su impacto en las finanzas de Estados, empresas y hogares, abrió la puerta a perspectivas muy pesimistas a finales de 2022 que finalmente no se materializaron.

"Estábamos preparados para lo peor, pero no ha ocurrido. No ha habido una recesión mundial, de ahí que se generara una sensación de alivio que ya está descontada en el bolsillo de los inversores", añadió Quintana.

El segundo motivo por el que el Ibex se revalorizó más que la mayoría de otros índices europeos consiste en el fuerte peso del sector bancario -superior al 30%-, que sacó provecho de unas condiciones financieras más restrictivas.

A medida que la economía se siga debilitando y tanto la Reserva Federal (Fed) como el Banco Central Europeo (BCE) empiecen a bajar los tipos, se espera que los títulos bancarios pierdan fuelle, indican los estrategas de Bank of America, que estiman un descenso del 7% para las acciones españolas en la primera mitad del próximo año.

Con todo, las entidades financieras hicieron hincapié en los últimos resultados empresariales en que estaban haciendo un acopio de reservas por si venían tiempos un poco más complicados, recuerda Franco Macchiavelli, responsable de análisis en Admiral.

"No creo que haya otro 'rally', pero como han hecho los deberes, sí mantendrán un cierto grado de estabilidad".

Por su parte, los valores no financieros podrían impulsar al Ibex-35 el próximo año ante el impacto positivo del previsible giro monetario en la actividad y en el coste de la deuda.

"Ante una normalización de la política monetaria, las valoraciones de las empresas del índice convergerán a la media europea, por lo que puede seguir habiendo tracción", señaló Rodrigo Utrera, responsable de renta variable de Santander AM.

Los analistas coinciden en que, en cualquier caso, el ritmo de bajada de tipos por parte de los bancos centrales seguirá manteniendo a los inversores en vilo a corto plazo.

De momento, la tendencia previsible será la prudencia, tras el jugoso botín del año que está a punto de cerrarse, señalan desde Renta 4.

"El mercado debería tomarse un respiro a la espera de más datos de inflación y del mercado laboral que confirmen esta tesis de que los tipos de interés van a empezar a bajar ya en el primer trimestre del 2024¨, dijo Natalia Aguirre, directora de análisis y estrategia de Renta 4.

Según la herramienta FedWatch de CME Group, un 80% de los operadores descuenta un recorte de más de 150 puntos básicos por parte de la Fed hasta diciembre de 2024.

El alcance de este ajuste es el doble de lo pronosticado por los propios miembros de la Fed, por lo que las esperanzas del mercado corren el riesgo de verse frustradas.

"La esperanzadora suavización de la inflación que ha tenido lugar ha hecho que las expectativas sean cada vez más firmes con respecto a las futuras bajadas de tipos. Pero si esas expectativas tardan en materializarse, el optimismo puede desembocar en frustración", indicaron los analistas de Bankinter.

Según BofA, será la Fed la primera en mover ficha, posiblemente en marzo, aunque el BCE podría pisar el acelerador en el aflojamiento de su postura monetaria a finales de 2024 ante una inflación más baja de lo previsto.

"A diferencia de EEUU, donde el consumidor estuvo tremendamente robusto, la economía europea no se ha recalentado y a día de hoy el consumo sigue en los mismos niveles que en 2019", indicó el economista jefe para Europa de BofA, Rubén Segura-Cayuela.

En este sentido, un crecimiento más flojo que el año anterior, con un posible aumento del desempleo y una potencial caída en los beneficios empresariales, no es compatible con una bolsa disparada, pero sí con una bolsa estable, zanjó Quintana.

En sus estimaciones de 2023, los analistas pecaron de cautelosos. ¿Serán los pronósticos para el próximo año más acertados?

(Información de Matteo Allievi, editado por Tomás Cobos)