AIG, una de las mayores aseguradoras comerciales del mundo, culpó el lunes a la volatilidad del mercado por el retraso, convirtiéndose en la última empresa en replantearse los planes de salida a bolsa ante la inflación galopante, la subida de los tipos de interés y la guerra entre Rusia y Ucrania.

La unidad presentó su oferta en marzo y AIG, que había anunciado por primera vez el movimiento en 2020, planeaba completar la cotización a finales de junio, sujeta a las condiciones del mercado.

Al decidir si lanzar la OPV en mayo o en junio, AIG había dicho que sopesaba varias variables, entre ellas las condiciones del mercado de valores y, en particular, los valores de cotización de las empresas del sector de vida y jubilación.

"Creemos que se trata de un negocio atractivo y no queríamos ejecutar una transacción que fuera perjudicial para los interesados a largo plazo", dijo el director general Peter Zaffino a los analistas en una llamada.

Salvo que surjan imprevistos externos, "seguimos estando preparados para ejecutar la OPV, siempre que se obtengan las autorizaciones reglamentarias y las condiciones del mercado". Y la próxima ventana será en septiembre", añadió.

El año pasado, AIG vendió una participación del 9,9% en la unidad a la firma de capital privado Blackstone Group Inc por 2.200 millones de dólares.

La unidad pasará a llamarse Corebridge Financial Inc cuando salga a bolsa.