El país lleva más de una semana acosado por los bloqueos de carreteras, ya que la ira ha estallado por el aumento de los costes, que se han disparado desde la invasión rusa de Ucrania. Perú se enfrenta a su mayor tasa de inflación en un cuarto de siglo.

El presidente Pedro Castillo se ha esforzado por encontrar soluciones significativas. Esta semana declaró un toque de queda en Lima para tratar de sofocar la disidencia que miles desafiaron, saliendo a las calles en protestas que se volvieron violentas.

El gobierno ha recortado los impuestos sobre el combustible y ha aumentado el salario mínimo, y también ha propuesto eximir del impuesto sobre las ventas a los alimentos esenciales.

Castillo, que fue campesino y profesor antes de asumir el cargo, también se encuentra en una situación política precaria.

Sus índices de aprobación han caído al 19%, un mínimo histórico según una encuesta de Datum publicada el jueves. Recientemente sobrevivió a una segunda destitución en menos de un año en el cargo.