Musk, el jefe del fabricante de vehículos eléctricos Tesla Inc, tuiteó el fin de semana: "A riesgo de afirmar lo obvio, a menos que algo cambie para que la tasa de natalidad supere a la de mortalidad, Japón acabará por dejar de existir. Esto sería una gran pérdida para el mundo".

El comentario tocó un nervio entre los observadores de Japón y en Japón, cuya población alcanzó su punto máximo en 2008 y ha disminuido desde entonces debido a su baja tasa de natalidad, hasta unos 125 millones el año pasado, a pesar de las advertencias del gobierno y los intentos esporádicos de lidiar con el problema.

Sin embargo, Japón sigue siendo la tercera economía del mundo, acoge a pesos pesados mundiales que van desde fabricantes de automóviles a desarrolladores de juegos, y es un eslabón clave en las cadenas de suministro de semiconductores a nivel mundial.

"¿Qué sentido tiene siquiera tuitear esto?", escribió Tobias Harris, investigador principal del Center for American Progress.

"La ansiedad que rodea el futuro demográfico de Japón no es que "Japón acabe dejando de existir", sino las profundas dislocaciones sociales que se están produciendo como resultado del descenso a un nivel de población más bajo".

Otros señalaron que la lentitud de las tasas de natalidad afecta a muchas otras naciones además de Japón, incluida Alemania -donde Tesla acaba de abrir una nueva fábrica- y que simplemente Japón estaba siendo golpeado primero.

Pero muchos comentaristas japoneses dijeron que la situación no era sorprendente y criticaron a su gobierno por no hacer lo suficiente para combatirla, como por ejemplo, proporcionando más guarderías y facilitando a las mujeres la vuelta al trabajo después de tener hijos.

"No paran de decir que la natalidad está bajando, pero dado que el gobierno no está tomando medidas a fondo para afrontarla, ¿qué podemos decir? Todo lo que dicen y hacen es contradictorio", escribió el usuario de Twitter SROFF.

"En este ambiente, ¿quién va a decir 'Vale, tengamos un hijo'? Me desespero por Japón".