El BCE, que supervisa a los mayores bancos de la zona euro de 19 países, lleva años sosteniendo que el cambio climático es un riesgo de primer orden y ha presionado a los prestamistas para que reconozcan y reduzcan sus exposiciones, pero con poco éxito hasta ahora.

"En los últimos años no se ha producido ninguna reducción significativa de la intensidad de las emisiones en las carteras de préstamos de los bancos de la zona del euro", señala el informe. Entre los bancos, "la exposición a las pérdidas relacionadas con el clima también sigue concentrada..., con más del 20% de las pérdidas potenciales residiendo en las carteras del 5% de los bancos de la zona euro".

Las perturbaciones climáticas tendrán un impacto abrupto en los precios del mercado, golpeando inicialmente las carteras de los fondos de inversión, los fondos de pensiones y las compañías de seguros, según el informe. Esta repentina revalorización provocará entonces impagos y pérdidas para los prestamistas.

"En un escenario de transición desordenada, marcado por un aumento inmediato y sustancial de los precios del carbono, las pérdidas de mercado respectivas de las aseguradoras y los fondos de inversión podrían ascender potencialmente al 3% y al 25% (de) los activos sometidos a pruebas de estrés a corto plazo", señala el informe.

Estas dinámicas de mercado podrían entonces amplificarse mutuamente, ya que un riesgo climático podría reducir rápidamente el valor de los activos y dar lugar a ventas forzosas. Las instituciones financieras se desharían de un gran número de activos expuestos a precios de emergencia, lo que provocaría una espiral descendente en las valoraciones.

Más allá del sector empresarial, los hogares también parecen ser vulnerables, ya que casi la mitad de los préstamos hipotecarios pendientes de pago se han concedido a prestatarios con una elevada relación entre los costes energéticos y los ingresos, añade el informe.

Sin embargo, una transición ecológica ordenada reduciría los impagos de las empresas hasta en una quinta parte en 2050, según estima el informe.

Aunque no existen instrumentos reguladores para estos riesgos, los amortiguadores de riesgo sistémico o los umbrales de concentración para reducir la exposición a los sectores intensivos en carbono podrían reducir los peligros, añade el informe.