Al caer la noche, los manifestantes de algunas zonas de la capital provincial incendiaron coches y neumáticos y lanzaron fuegos artificiales contra las fuerzas policiales, que utilizaron gases lacrimógenos para intentar dispersar a la multitud.

Durante el día, alrededor de la ciudad grupos mayoritariamente pacíficos habían protestado bloqueando carreteras con neumáticos, piedras y banderas colgadas en las calles a modo de barricadas.

Las protestas son el último enfrentamiento entre Santa Cruz, dirigida por el gobernador derechista Luis Fernando Camacho, y el gobierno del presidente izquierdista Luis Arce.

Camacho fue detenido el miércoles acusado de "terrorismo" por su presunta implicación en los disturbios políticos de 2019 que hicieron huir del país al entonces presidente Evo Morales.

Fue condenado a cuatro meses de prisión preventiva a última hora del jueves y trasladado a una cárcel de máxima seguridad la madrugada del viernes.

Camacho ha mantenido su inocencia y ha calificado de secuestro su detención y traslado a La Paz, la capital del país. Los fiscales negaron que la detención fuera un secuestro o tuviera motivaciones políticas.

El gobernador se convirtió en un rostro para el movimiento opositor de derechas como líder cívico que pedía la dimisión del izquierdista Morales en 2019. En Twitter el viernes por la mañana, el equipo de comunicación de Camacho dijo que las consecuencias de las impugnadas elecciones "no fueron un golpe, sino un fraude".

Camacho también lideró las protestas de varias semanas que paralizaron el comercio de la región durante el mes pasado, pidiendo al gobierno que adelantara la fecha de un censo que probablemente daría a Santa Cruz más representación política e ingresos fiscales.

El gobierno no ha dicho cómo responderá a los bloqueos de carreteras del viernes, aunque algunas fuerzas militares estaban repartidas por Santa Cruz a última hora del jueves. En la última ronda de protestas, grupos aliados al gobierno se enfrentaron violentamente con partidarios de Camacho.